viernes, 13 de noviembre de 2009

EL POETA EN LA MEMORIA


Reitero a los jóvenes lo que ha sido siempre mi
tema de batalla en todos los encuentros literarios:
buenas lecturas, estudio, vehemencia por el oficio
No puede concebirse un creador que no lea ni estu-
die.Y sobre todo persistencia....El oficio se madura
por la vía del trabajo y la confrontación. No nacemos con el cuento, o la novela bajo el brazo. Nunca como ahora fueron más diáfanas las premisas.
A. H.Pérez.

(hacer clip sobre las fotos)





















E.G.Bonachea, sobre los poemas de
Hernández Pérez.



El viaje

Como un eco
quedó su voz vibrando
en la hortaliza, su regadera
en un rincón, dormida la pequeña azada
enemiga de los terrones duros.

Las calles recuerdan
el paso nervioso de sus canastas.
Abrió los ojos en plena noche,
vio nacer al dueño del bodegón oscuro.
Los domingos iba con nosotros
a empinar su rumoroso dragón de papel.
Ya hablaba de su país lejano,
de su remoto padre.

Todos lo vimos ir una tarde bajo la lluvia.
Nos dejó su dragón, la regadera
y la pequeña azada.
No se llevó nada de este mundo.
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Si la vida de un ser humano se nos pierde sin tiempo para conocer mejor, los contornos y la respiración con la que él se descifra ante esa diminuta partícula de polvo que somos. Si un hombre que es poeta, vive en el campo y tiene por gentileza una buena memoria para alzarla hasta su yo poético, entonces la pérdida se le puede comparar a esas tragedias de las aguas crecidas cuando se llevan nuestros trastos, las mejores fotos o secuencias de un paso terrenal que no supo devolvernos un poco de la gloria del poeta. René Batista Moreno -escribía para la Revista Umbrales que dirige el poeta Pedro llanes-, que ni sus más íntimos amigos llegaban a conocer cabalmente sobre la vida de este poeta, muerto hace 31 años, y que sólo de autobiografía se contaban con pinceladas, quizás, _ se interroga René-, pudiera llamar a esto -¿Negligencia, olvido, indolencia?-. Lo cierto es que amén del ajetreo literario donde no se percataron de obtener en vida más anécdotas de Antonio Hernández Pérez, enhorabuena el rescate de su memoria y el obtener estos versos breves no echados al abandono.

Juan Carlos Recio
NY/ Noviembre 13 del 2009.


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Testigo de un tiempo triste

Padre había desollado la Biblia
como una oveja muda.
Atravesaba los bosques
sin encontrar frescura para los labios.
El calor del desierto le mordía la lengua.

Quiso cantar y no pudo seguir,
la angustia lo rodeaba
como una cerca de áspides,
los escorpiones recorrían sus piernas.

Pobre padre.
Afanosamente buscaba
lo que no podía encontrar en el desierto.
Las calaveras crecían
desde los pies agrietados por la sal.

No podía seguir la dolorosa búsqueda
y se puso a dormir violentamente
a la sombra de un árbol.



El único derecho

Podíamos morir en cualquier parte
atados a lo más torvo de la noche:
las manos sobre el pecho
y un temblor de párvulos
en las piernas frías.

Podía el aullido
hundirnos en la carne las tenazas de fuego,
borrarnos el rostro la metralla.

En la noche podíamos beber
toda el agua de mar,
ser la fiesta de los peces.

Habíamos heredado
el derecho de morir.


Destino

Hablé del sueño de los poetas,
de los árboles recostados sobre el agua turbia.
Hice poemas al fuego, luego quemé los papeles
inútiles, algunos proyectos.
Los años se atropellaban en la sangre. La duda
entraba con sus palomas ariscas, con su sol enano.
Las calles se derretían
en los ojos del gato vagabundo.

Mi infancia fue un calambre.
Tuve la muerte entre los dedos.
Soñé con piñatas, ciudades de hielo, puertos
de mástiles borrachos, subterráneos azules.

Pero me trajo el viento áspero
la mala noticia de septiembre.
Y olvidé la buenaventura del gitano
al contar los trece huérfanos de mi padre.


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Poemas y datos del poeta Antonio Hernández , (1909-1975) cortesía de René Batista Moreno . Nacido en Tenerife, Islas Canarias, el 21 de Mayo de 1909. De los premios má importantes están, Premio Julian del casal 1970, Mención la Edad de Oro, 1974. Mención Casa de Las Americas, 1973, entre sus libros publicados se encuentran: De pronto sales con tu voz(1971), Los árboles (1975), y su libro póstumo, Palo Verde.
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Para leer más sobre el poeta Antonio Hernández, pulse aquí:

1 comentario:

Amparo dijo...

Juan Carlos, hace un tiempo publiqué unos poemas inéditos de Antonio Hernández Pérez. Llégate por http://verbiclara.nireblog.com/post/2009/05/11/de-la-poesaa-inadita-de-antonio-hernandez-parez
Saludos