lunes, 16 de noviembre de 2009

Chago: "Confesiones de un Naúfrago"




Es cierto que segundas lecturas sirven para medirnos la memoria. Con el libro Plaza de Armas de Santiago Méndez Alpizar, me acaba de ocurrir. Éramos mucho más jóvenes y Chago pasaba por mi pueblo, por un muro o confesionario frente a la casa de Orelvis, otro poeta cercano en generación y vocaciones literarias, El de los lamentos.
-
El poeta cruzaba en busca de Remedios, su pueblo, y en esa parada de auto stop justo frente al muro, algunas veces transcurrían horas donde los remedios se convertían en curas para el alma y curanderismos poéticos; no sólo como bálsamo contra el hambre, sino por la sed de confrontarnos de literatos y de existencialistas, algunas veces no bien vistos pero nunca automarginados.
Chago, era el más irreverente, el menos sumiso al dogma y a dejarse vencer por la arbitrariedad. Muchos de los versos leídos de primera mano, a Octavio Pardo y a mí, entre otros habituales del muro, eran entonces como filos de cuchillos que iban marcando un territorio contra el polvo y la huella de esos días donde aún me parece verlo con una alforja de sueños y versos que no lo consumieron.
Han vuelto aquellos versos y no son el eco de una villa antigua, tiene la pretensión de aquellas emociones captadas desde una plaza donde las mejores armas y los proyectiles, tenían mucho de la personalidad de Chago.
Un hombre que no se retrae de lo que le rodea, que lo enfrenta aunque viene de la rabia de una vida difícil y nos declara de esa rabia, Aquí está /sin claridad ni fe para sus miedos. El mismo que no juega al drama ni al lamento sino que testimonia porque: Entonces el país en un túnel un alfil apuntando la última casilla. Su humor negro y ese estado de guerrero solitario contra burócratas y destino, lo hizo no sesgar para la publicación de este libro, editado por Letras Cubanas, se mantuvo como también declara en otro de sus versos: Los cantos simulan las comidas /pero qué te cuesta negociar la sombra.
Tuvimos suerte de no negociar con la sombra del poeta, negociamos sus versos como se destilaba el alcohol en las plazas de provincia, intercambiamos crítica sin amaneramientos ni sublimes historias robadas de dioses que ponían humedad donde nosotros encendíamos pólvora.
Cuando el poeta ha pasado por experiencias que ni el odio ni los muros pudieron encerrarlo, uno transpira en ese duelo y lo entiende: Yo viví de suelo / de la sangre/ del almíbar y las nubes/ del espejo y sus mentiras. -
No recuerdo cuando se marchó, quizás nunca lo hizo y en esta relectura lo he reencontrado. Quizás fueron otros versos desde donde el poeta era su presente y no decantaba un porvenir cualquiera…. Ahora ya no pienso en París/ me cuesta dormir las mentiras que me invento, para luego sacudirnos con la verdad sin cortinas de humo para el entendimiento humano: Que el pan es el centro de un país. Un día-hemos de tener la sal y el vino/ y han de tronar las aguas más tranquilas/ Ya no llueve desde el centro/ pero un día hemos de tener la sal y el vino/ cada cual ponga su cántaro / aún nos faltan odios.


Juan Carlos Recio
NY, Noviembre 16 del 2009
____________________


A TIEMPO DE LA ESPERA


Sombra y duda

Yo canto un canto
y un hombre lo atraviesa

Un hombre de miedo que soy Yo

Yo atravesado por la sal

Sombra y duda

Ahora nada me estimula

Nada espero

III

HAY UN DESCONOCIDO APUNTÁNDOME
no responde
pero hay una sombra detrás de la mía

Tal vez sea el miedo

el miedo que siento al miedo

Hay un desconocido apuntándome

Qué me digo si de pronto
el polvo levanta un rostro igual al mío







Qué me digo si por fin el miedo me abraza
y me vuelvo

carne y silencio de mi miedo


VII

EN LA CIUDAD
el bullicio es la imagen
el bullicio y las putas

Esas tristes putas más aún que la ciudad

por ser las tristes putas del pan
para una noche

En la ciudad
el cielo va tejiendo un velo azul

Aquí me escondo y muero

Aquí nadie descubre qué soy

Aquí soy nadie

Ese nadie desnudo que de grito en grito
derrama fuego contra todos
contra el mismo









VIII



"oh cielo
somos muchos los condenados aquí abajo"
A. Rimbaud




POBRE DE MÍ Y POR QUÉ NO
pobre de Dios

Pobre de Dios después de tantos años
después de tantas piedras

Tal vez la respuesta es ésa

Dios impone su silencio
y nosotros devastamos las estaciones

Pobre de mí
y por qué no

pobre de nosotros

IX

YO IGNORABA QUE EL TIEMPO
diera tanto frío
tanta premura y deseos de volar

En cada hombre hay un lugar para la tarde

También salió el asesino
tras el grito de un pájaro

que sembró la nostalgia en su cuchillo

Ésta es mi mano izquierda
para el silencio-

Ésta mi mano derecha
para el polvo y las palabras-


Sombra y duda
más bien Yo ignoraba estar perdido

pero en cada hombre hay un lugar secreto
una fuga un desconocido

XII


PORQUE SIEMPRE FUE FÁCIL
y de la piedra sólo nos llegará el polvo

Porque ser el asesino

es lo mismo que ser el cartero

Porque siempre tuve miedo de estar muerto

y en cada rostro mataba
un pedazo de muerte




XIII

Y SI DE MI NO QUEDARA
sino el tiempo
Y si sólo el silencio

Y si la lluvia escondiera mis pisadas

Y si la flor se durmiera

Y si no me llega más el olor del pan
y la esperanza

Y si olvido la promesa
si no despierto

XVII

SOMBRA Y DUDA
alguien declara sus tres últimas mañanas
e ignora su próxima muerte

En cada hombre
hay una migaja de pan
pero en cada hombre hay una migaja de nada-

Sombra y duda

Ésta es mi mano derecha
con la que hago una cruz
y siembro un árbol-

Ésta mi mano izquierda
para el silencio-

Más bien el tiempo siempre estuvo

Yo ignoraba que la muerte fuera así
como si nada

Uno se muere de tiempo
y a veces de muerte

Yo ignoraba que la muerte
cargara con una línea de tiempo
para cada muerte

Más bien la muerte siempre estuvo

Cuando uno se ve por los ojos del cielo

entiende
uno es hijo y tierra de sí mismo-

Sombra y duda

Ahora nada me estimula

Sólo espero


La Habana 1993
__________________________
Ilustraciones de Sigfredo Ariel.
Libro "Plaza de Armas" Edt. Letras Cubanas. 1996.

________________________________
-
------------
RABIA

Tardío
el grito dio la luz

Del Mar
el silencio y la espuma

Ya es tiempo de llamar y de llamarme
de quitar las arrugas------las pócimas de agua y polvo

Aquí está el andariego----el fantasma de sí mismo
el hacedor de guerras provincianas
el primer y último amante de estas piedras

Aquí está
sin claridad ni fe para sus miedos

Porque la rabia crece
porque la rabia es un ciclón de manchas
una culebra entre los huesos

Aquí está
sin talismán ni pez-----sólo de rabia
-
-
A qué entonces sopesar el llanto

Uno se estrecha irremediablemente a semejantes
convive las diarreas y el polvo de sus ansias

Se va de pronto--------sólo con Dios
----------------------------con Dios
y la rabia de no ser Dios
cuando silva el agua sobre el lomo

Entonces el país en un túnel
un alfil apuntando la última casilla
-
-

Ayer no estaba en el recuerdo

La luna dio señas de escondida
y el amor partió a punta de alfiler

Pero uno va-----siente el tintineo de acercarse
aunque la luz no dé en el espejo
y el rostro quede seco

Uno va
se supone Lord Byron entre palmas y mosquitos
desafía el miedo a hurtadillas
No encontrarse puede ser un diluvio
-
-

Ah la rabia
justo cuando queda vino y rabia
entre pecho y cielo

Las muchachas tendieron sus vestidos
baten perlas y la ciudad crece

La ciudad
que suele ser como los huérfanos

Majestuosa si se encuentra el lugar justo
para perder la última tristeza

Pero queda rabia
el incienso no da a tantas penas

Pleitea la sangre-----Guerra de sangre y rabia
para ciudad de muchachas solas

Quién ha de desviar la mirada
Quién ha de levitar como en sueños
--------------------tapar sin pausa las paredes
por donde filtra la húmeda rabia
-
-

El tiempo crece solo
El tiempo y el espíritu del tiempo
que ha de ser lo que se es
cuando husmean los pleitos de la sangre
-
-

A lástima------polvo y luz
sabe el camino

Andar

Seguir a no sé cuántos kilómetros por rabia

A lo largo del túnel vuelan penas y
pájaros

Uno va------se va de pronto
con Dios y con la rabia
con Dios y la ciudad
con toda la carga en ese grito

Uno se va
sin talismán ni pez----rabia a dentro
y ni la suerte enciende a los espejos
-
--(1989)
-

CONFESIONES DE UN NÁUFRAGO *




Para Pedro Mastuerzo, por sus discursos.




Las luces
en agitado invento saltan como peces
Ya no distingo el sabor del cianuro
o las gotas de lluvia que de lejos me vestían

Ahora la ciudad es un puente
donde el sol celebra la llegada de los muertos

Sé razonable busca la periferia y acomódate
a morir

Los cantos simulan las comidas
pero qué te cuesta negociar la sombra

Tal camino no conocen las aves

Las buenas noticias caen desnortado inicio
para un año de fieras

Las luces se inventan como peces
y la discordia juega su silueta de pájaro maldito

Entonces para qué morir si el amigo se
comió la casa y los caballos que escondían
mis dedos
Yo estoy loco pero un salmo es un giro
al centro de uno mismo
y de nada sirve viajar al árbol con los ojos
sucios

Nadie estima que un loco puede ser útil a la patria
pero no saber que sienten las crecidas
que sufren las pócimas del llanto
y hasta paren los parques con sus noches de iglesias

Yo viví de suelo de la sangre
del almíbar y las nubes
del espejo y sus mentiras

Yo tuve una pregunta
una muchacha azul como la almendra

Ahora sólo me queda la ciudad sus puentes
Ahora sólo me resta morir en una foto
y el tiempo de nacer al centro del pecho

Ahora soy uno más que se arrodilla
pide un diezmo para ahogar la sangre despacio
no vaya la suerte a despertar envejecida
y me cobre la sombra la mirada

Ahora ya no pienso en París
me cuesta dormir las mentiras que me invento

Yo creí que el hombre
y tenía un corcel de trenzas y de vino

Yo tonta imagen trasnochado comilón
absurdo bailarín de media noche
confieso:
que no son los cuervos quienes traicionan
la música
que he de morir más confundido que muerto
que la Casa es un montón de huesos y madera
que de nada sirve caminar en contra de uno mismo
que la muerte no es más que un circo largo y viejo
que el pan es el centro de un país
que las paredes de este siglo son más bien espacios
discordantes
que en cualquier lugar vive una mujer
y una guerra
que hay tantos silencios por decir
que sencillamente me duele tanto el mar
como los sueños
y ahora soy uno más que se arrodilla
pide nubes para ahogar la sangre
de prisa
no vaya la suerte y pierda la sombra
la mirada

Un día hemos de tener la sal y el vino
y han de tronar las aguas más tranquilas

Ya no llueve desde el centro
pero un día hemos de tener la sal y el vino

cada cual ponga su cántaro aún nos faltan odios
-
-(Remedios, 1990)
-

Los poemas fueron tomados del libro Plaza de Armas, cortesía del autor.
Más sobre Santiago Méndez Alpizar, Aquí
-

2 comentarios:

Manuel Sosa dijo...

Gracias por este regalo, JC. Y gracias a Chago. Un abrazo para los dos.

L. Santiago Méndez Alpízar / Chago dijo...

Muy entrañable tu texto, querido JC. Prometo darle continuación. Yo era-¿sigo siendo?- un muchacho de la periferia, con amigos como tú, que es lo que me salva. Por suerte para mí, periódicos, suplementos, revistas y editoriales y antologadores de mi provincia me ignoraron. No era lo suficiente interesante como los autores que allí tenían, supongo.

Abrazo para ustedes,Manuel, JCarlos.