lunes, 15 de marzo de 2010

Poetas de New York : 20 años después de una breve antología.





Una crónica bajo el agua por un encuentro sin fronteras




Los viernes sociales por las tardes, me gusta mucho seguir mi descubrimiento de Manhanttan, y amaneciendo regresar a casa, que si bien no por el canto de un gallo, si por esos reflejos de los rascacielos en el río Hudson, el aroma de un buen café Italian, o french roast y por qué no, después de sentirse bohemio como la luminosa ciudad tan mencionada por Walt Whitman. Pero el viernes pasado, Marzo 12 del 2010, la lluvia y el viento fuerte, no invitaban a la acostumbrada rutina, aunque tenía una razón más poderosa para irme a Manhanttann, exactamente al Baruch College, donde conocería a Odette Alonso, la poeta cubana y narradora que por muchos ya, radica en México.


De modo que bajo el paraguas sin que me importara ese mar de taxis amarillos, ni el viento por rachas, insostenible, ni otra razón que la de ir en busca de la 24st y la avenida Lexington donde se ubica esta universidad, hacia su séptimo piso, en el room 7-150, caminé sin que nada me quitara el entusiasmo. No sabía que allí, tres ponentes, tendrían una conversación amena justo frente a cinco de las más importantes poetas cubanas radicadas en New York. Esas poetas son Magali Alabau, Maya Islas, Lourdes Gil, Alina Galliano, e Iraida Iturralde.

Desde las últimas filas, en un room bastante lleno, podía ver la mesa de las ponentes, Perla Rozencavaig, de Columbia University, la cual leyó Revalorización de una poética en cinco movimientos, muy acertado acercamiento a los estilos, formas y motivos de la obra poética de las cinco poetas exiliadas. La otra ponencia, de Odette Alonso, Universidad Autónoma de México, muy interesante, que no sólo fue leída con esa voz tan agradable que tiene esta modesta mujer sino porque pude constatar que esa música con la que expone sus ideas está integrada a su personalidad, la que me acercó generacionalmente a esas lecturas que como ella, pude completar y entender luego de partir hacía espacios exteriores; Díos mío, cuánta literatura exitía fuera de esa recurrencia de toda isla con la maldición de las aguas por todas partes, y que solo, situación que uno ignora no por voluntad u ocio, desconocíamos por barreras ideológicas o políticas impuestas. Muchas veces, esta zona, este otro 50 por ciento, de los que sin dejar de ser cubanos, nos trasladamos a vivir y por qué no, somos ya aplatanados de otra cultura, que siendo en los primeros años la extraña adquisición, hoy es nuestra nueva casa, y mucho más de lo que como dijera Martí, encierra, su: Patria es humanidad. El título de la ponencia de Odette Alonso: Una estrella de cinco puntas: mis poetas de New York, tocó además el tema de una antología alguna vez preparada por ella y que por esas causas, que no azares se encuentra inédita, en el oscuro sueño de un colchón editorial. La tercera ponencia de Elena Martínez, de Baruch Collage, CUNY: Poética del espacio: aproximaciones a la poesía de Alabau, Galliano, Gil, Islas e Iturralde; como las anteriores, muy amena, muy completa como estudio a fondo de estas poetizas y también por los detalles y comparaciones de sus estilos, y la apropiación de una manera de decir dentro del nuevo contexto vivencial donde por muchos años ya, respiran las cinco poetas.

Luego vino otra parte interesante con las preguntas del público, muy enriquecedor, desde los alumnos de diferentes nacionalidades y culturas que indagaron sobre la presencia de la identidad en la poética de las autoras, las cuales coincidieron, incluída Odette Alonso, (de más reciente generación sobre las cinco homenajeadas), que no había una ruptura de la identidad cubana porque los nuevos matices incorporados la enriquecían, desde perspectivas diferentes pero igual esencia, que solamente se trasladó y sin dudas tomó las alas de la libertad que siempre permite el progreso de convivir con nuevas fronteras culturales. Hubo una pregunta también importante, de un señor cubano, sobre si ellas no sentían que les habían robado algo en estos largos años de exilio, y todas dijeron que no se sentían robadas, por lo que pienso que son las nuevas generaciones de cubanos, las que mientras no tengan como materia de estudio a estas poetizas y a muchas otras ramas del arte que se escribe en la diáspora, serán esas generaciones las robadas de un conocimiento, que no debe restringirse bajo ningún concepto que no se perfile dentro del canon del arte que siendo cubano, amén de donde se viva, no puede dividirnos, y que no debe tampoco sólo estudiarse, ni sacado con pinzas, cuando el autor este muerto, como ocurre de nuevo dentro de nuestras aguas, allá en la isla, donde se van reincorporando a la historia de la literatura cubana, autores desterrados que van desde Gastón Vaquero, Reinaldo Arenas, hasta Guillermo Cabrera y otros muchos en una lista distinguida, pero que después de tantos años en el silencio, (años y muerte por medio), regresaron, y es aplaudible, pero no debería ser –repito- en el después, (el impostergable tiempo donde la ausencia duele), sino ahora mismo, en este minuto sin necesidad de que lo impidan otro valor sustancial que no sea nuestra nacionalidad y el peso de la obra dentro de nuestra cultura.

Otras intervenciones que me quedaron de recuerdo, tuvo que ver con el título de este homenaje Poetas Cubanas de New York, ese –de- que en la opinión de uno de los presentes quizás restringía el alcance de las poetas desde una geografía, pero se llegó a la conclusión que se hizo a propósito, no solo porque ellas viven en la megacity, y porque Manhanttan también es una Isla, sino por aquello que un guajiro cubano que se retrate en el Capitolio de La Habana, no es lo mismo, como proyección de su identidad y de darse a conocer que un guajiro sin foto ante ese rostro que simboliza, un lugar geográfico, imposible de ignorar, como ocurre también con el face de la ciudad que nunca duerme, y todos sus símbolos.

Muchas otras intervenciones, provocadas por las lecturas de las ponentes y por las homenajeadas, fueron -igual a las de arriba citadas- muy abarcadoras; según dijo una señora, como sentados en un portal de casa cubana mostrando sus vidas, ambiente que respondió Odette Alonso, a una pregunta sobre la continuidad y presencia de muchas de las mujeres poetas que se quedaron y viven en Cuba, generacionales con las cinco homenajeadas y otras más cercanas a la misma Odette y las de última generación, no hay diferencias muy marcadas en intereses a comunicar, continuación de ese tono femenino, sin ruptura que las diferencie desde la calidad de sus versos hasta esa expresión de un estado de ánimo que como confesionario las comunica a todas, no importa si muchas no se conocen. Por último, la presencia, también en primera fila de Gladis Triana, quien hizo el dibujo de la portada de esa primera antología trabajada por Felipe Lázaro, de la que se celebran 20 años, fue muy grato la anécdota sobre la que se inspiró la artista en Homenaje a Alexander Exter, 1987, exiliada que también hizo catarsis en ese estado que provoca la más universal de todas las carencias, que es el dolor del destierro, la memoria de una identidad que nadie podrá robar nunca, ese hilo por el que todos los presentes entendimos el dibujo, que quería abrazar entre muchas fronteras el sentir de la lejanía y la presencia de las obras que han marcado a estas escritoras del mundo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Comentario rectificado)Ohhh! Que buenas noticias! Muchas gracias por la cronica.
Odette Alonso en mi amiga de innumerables batallas y mas ratos de sabrosa convivencia. Ella fue pomotora en la AHS, Casa del Joven Creador y contribuyo en grande, con entusiasmo y desparpajo, al exito de tantas y tantas lecturas, tertulias y viajes al extranjero de cuanto artista lo requirio en su momento, pero, sobre todas las cosas, fue, es y sera, una poeta admirable. Gracias por tu entusiasmo amigo y por este retrato fiel que haces de esta amiga querida.
Omar Mederos

I. Hernández dijo...

Más bien estaban confundidos por ese odio repentino, por esa incomprensión de la que aquí en la emigración todos son víctimas.
MILAN KUNDERA, "La insoportable levedad del ser".


Hermoso texto. Y leyéndolo me acordé de aquellas filas de taxi amarillosm ante mis ojos, y era enero y llovía y caía nieve, pero yo prefería caminar, conocer el Manhattan, el Central Park, el Hudson, a ver si me inspiraba, pero qué va, el frío era cruel. Cuánto me hubiera gustado estar allí, y escuchar a Odette, y a los otras poetas cubanas en esa isla... Y retratarme luego, como un guajiro ante el; Capitolio, allí, con la Estatua de la Libertad a fondo, alzando las manos y gritando: Coño, quee vivan las islas del mundo! Esto es poesía, esto es respirar libre, libremente, libertad!! Hermoso New York; hermoso texto; gracias miles, Recio.

Desde esta isla llamada Montreal,

iho

SENTADO EN EL AIRE Juan C Recio blog dijo...

Gracias Omar, Ihos, intenté un recuento pero sin falsa modestia, la ventolera no siempre me bajó bien la musa, Odette lo escribirá mejor, eso espero. Todas las ponentes y las poetas nos regalaron un precioso tiempo, con sustancia y feeling, lo mejor en cuanto a Odette su sencillez, y su forma inteligente de comunicarnos las cosas, si por mí fuera, que vuelva pronto.

Odette Alonso dijo...

Niños, dicen cosas tan lindas de mí que me sonrojan... Besos a los tres, que ya saben cuánto los quiero. Fue un día hermoso, sí señor, ese de Baruch College. Mucha poesía reunida. Los abrazo.