martes, 16 de febrero de 2010

El precio de saber de dónde se ha nacido.



El poeta Sigfredo Ariel lee sus poemas:
http://www.youtube.com/watch?v=Hq7TTNCITB4


Puede que sea una casualidad, pero mientras escribo estas líneas con todo el pavor que produce una cuartilla en blanco, escucho desde una lejana radio que un día como hoy partió definitivamente hacia el último de los cielos, el de la inmortalidad, Elena Burke, Cuya voz comencé a apreciar en un viejo tocadiscos que pocas veces se silenciaba en la casa donde vivían Sigfredo Ariel y hermana con Israel, su esposo, además de Estela y Sigfredo Pérez con sus dos nietos, que entonces jugaban en su patio reverdecido por la hiedra y las plantas más hermosas que mi memoria haya podido conservar.

Nacido en Santa Clara, o para decirlo con la voz de Bruce Springsteen, Born in Santa Clara, publicado por las Ediciones Unión, después de alcanzar el Premio UNEAC de poesía 2005, debe mucho a aquella casa, a ese instante que ahora mismo puedo reproducir con exactitud, tal y como si todos estuviesen detenidos en un tiempo que le ha servido al poeta para trasmitir, dudar o comprender otros tiempos, otros sitios, otras geografías mucho más amplias que las de aquel sitio en que Estela, su madre, nos contaba una a una nuestras mentiras de adolescentes; y Sigfredo, el padre, fumaba un tabaco como si disfrutara entre el humo espeso mientras los nietos jugaban en un patio que era la mejor invención de una casa que ya existe solo en el recuerdo.

Born in Santa Clara, último título publicado por Sigfredo Ariel (Santa Clara, 1962), demuestra que el poeta está implicado para siempre con todo estado emocional producido en esta ciudad, con amarras mucho más fuertes que las de la permanencia. Él anda a cuestas con esta ciudad, como amuleto o como esplendor de una memoria que ha tenido permanencia aquí, ha sido para singularizar una geografía reiterativa en la que se producen las historias que refiere en cada uno de sus títulos, estén donde estén sus personajes, dialoguen en otros sitios reales o no; y que le ha permitido al poeta involucrarse con un universo infinito en que los dones de la memoria dan rango de suceso trascendental a todo lo que testimonia más allá de cualquier circunstancia real que esté en la raíz de los temas.




Tal y como si Santa Clara fuese Cuba toda o más bien el universo. Espacio que se va dibujando con toda meticulosidad a través de sus textos, utilizando todo lo que sea útil para ello, como los olores más diversos: el humo de la guayaba, la menta y la leche, la manzana o la mantequilla artesanal, el olor infantil de aquellas sábanas de la ciudad lejos del mar.

La permanencia de su ciudad natal como escenario casi constante y único en su obra, fuese cual fuese la historia a contar o incluso la ciudad del mundo en la que refiere sucede su historia, es apreciable desde sus primeros libros publicados. Léanse Algunos pocos conocidos, que vio la luz un año después de de obtener el Premio David de la UNEAC en 1986, o en El enorme verano, que en la colección Pinos Nuevos publicó la Casa Editora Abril en 1996, o en sus más recientes títulos Hotel Central, publicado por Ediciones Unión en 1999 o Playa amarilla, que Ediciones Matanzas dio a conocer en 2004.

En Born in Santa Clara existen referencias reales, personas, sucesos o sitios como el Campo Sport, las posadas Oasis o Las Palmas, la casa de la calle <<Martí>>, la virgen a la entrada de la Catedral con su impresionante historia, el enorme puente del condado, es decir, sitios reales situados en la geografía santaclareña. Pero más que la referencia a esos lugares existentes está, sobre todo, lo reinventado a partir de una memoria que no teme confundir o trasponer sitios de este u otro mundo, de este o de los extraños sitios que en los sueños se nos revelan. Porque esta poesía refiere todo cuanto puede aparecer dentro y fuera de estos sitios.

Esta geografía afectiva tiene su base en la memoria que el Poeta conserva de su ciudad natal, donde se inició su formación, pero que sobre todo es una geografía ficcionada por resortes que protagonizan la emoción, el recuerdo y las vivencias, pues su ciudad natal aparece en su poesía como escenario ideal en que transcurre no solo lo vivido en ella sino además todo, o parte importante, de lo que ocurrió fuera de los límites de esa ciudad de la que se marchó en los tempranos años noventas: Sobre el mar nocturno en que se inclinan/ apacibles pescadores transcurre una barcaza/ que conduce al puerto de Santa Clara/ un cargamento de diamantes arrancados a montañas que fecundan nubes/ con sus picos de hielo.

Mirada audaz y minuciosa del entorno doméstico, de los sucesos más inmediatos y cotidianos, referidos en versos o prosas que calibran por igual el peso de todo cuanto suele suceder en los predios de la existencia imaginada, sin temor a tener en cuenta esa otra existencia, la real y verdadera que se testimonia sin ninguna otra intención que seguir la búsqueda de ese lugar añorado que nunca será encontrado porque no existe más allá de la poesía: Enciendes entonces la luz fría, das de comer/ a la gata, pones en orden, gobierno elemental/ sobre las parvas posesiones/ preparas nuestras cama/ con sabiduría y rapidez.

Born in Santa Clara, ausente de arabescos innecesarios, con una detenida rememoración de seres y objetos, paisajes y estados de ánimo disímiles, reactualiza un lenguaje coloquial que mezcla con acierto y madurez zonas de esencial un lenguaje coloquial que mezcla con acierto y madurez zonas de esencial lirismo e imágenes inusitadas junto a una escritura de múltiples registros coloquiales que permite que sus reflexiones acerca de la convivencia del hombre consigo mismo y de la monumental ligazón de este con la cotidianidad sean mostradas sin tapujos y con toda la claridad de quien precisa un diálogo con los lectores más disímiles: Escribí versos incomprensibles/ acerca de personas y sucesos/ que entonces suponía/ del todo incomprensibles.

Los poemas de este título se agrupan en dos secciones; <<Menta>>, un poema en nueve partes en que se evidencia la obsesión de su autor por amplificar las sonoridades del diario vivir: He subido y bajado pendientes de coral/ de la clase que no sirve/ para hacer abalorios de turistas. / Desde allí he visto cuanto he visto/ piedra de costa manchada de petróleo/ playa difícil donde la gente va a pescar…


Y una segunda sección con igual nombre del libro, en que se edifica, enumerando hallazgos y saberes, un veraz testimonio de la realidad más inmediata al poeta a través de un sincero uso de la emoción que no teme recurrir tanto al pasado como al presente, como si tal descubrimiento desconociese esos límites.

Sigfredo Ariel, uno de los poetas más activos y sólidos de su generación nos reafirma, con este, su último libro publicado, la fuerza expresiva y el vigoroso trazo de una poesía de la que ya conocemos sus códigos. Una poética, que a pesar de estar insertada en el amplio coro de voces vibrantes que la Isla exhibe hasta con soberbia, alcanzó definitivamente un timbre propio que la singulariza.

Nacido en Santa Clara, es decir Born in Santa Clara, puede traducirse a nacido en este tiempo, en esta Isla, real e irreal como todas las invenciones de la poesía.

Arístides Vega Chapú
Tomado de la Revista Umbrales, N0.24/2007

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3



He subido y bajado pendientes de coral
de la clase que no sirve
para hacer abalorios de turistas.

Desde allí he visto cuanto he visto:

piedra de costa manchada de petróleo
playa difícil donde la gente va a pescar
en los atardeceres gente

peces insustanciales

y a cierta edad
una incurable gripe.

Lento habrás de acostumbrarte
a prescindir
de la palabra menta.


7




No he aprendido aún cuál es la ruta
que conduce a la aduana, a la bahía
a los rezagos de muralla inútil
donde crece la menta.

Ni siquiera cuando gustaba de andar solo por ahí
sobre la madrugada
me aprendí los nombres de esas calles.

Quien salió de sus refugios
a respirar La Habana
me respiró también.

Con toda humildad espero
haberle aprovechado.


HIEDRA & POZO



El aprovechamiento cabal
de ciertos días invernales significa
tumbarte en el olor infantil de aquellas sábanas
-ventana abierta al patio, hiedra y pozo
y la radio repitiendo

pero déjame advertirte que si me ves llorar
no es de infelicidad
es que me emocionas tú

y el modo de irte a la ciudad o de la ciudad
metida entre las casas
que un errante gentío levantó para pasar un tiempo
-y que duraron por fin sobre la eternidad
es el sonido remoto de voz o ladrido
que advertías
cuando llegabas con ella al campo sport
aquel desierto de terreno de fútbol
bajo una de las cortas
en verdad muy escasas
jornadas auténticas de invierno
cuando andar a cualquier hora por la calle
era posible todavía.


NACIDO EN SANTA CLARA 1



Ciudad sin mar lejos del mar
los días uno sobre otro de caliza
no esperaban gran cosa
parecía improbable una gracia del cielo.
Es la verdad.

No propongo venganza
insurrección alguna
apenas he tomado distancia militar
aprovechado de este digamos desconcierto
extenso remolino, como quieras.

Es verdad que pensábamos en irnos
planeamos el reencuentro en remotas capitales.
Para vernos fijamos una piedra
un año un mes una hora precisa.

Alguien habló de irse a los campos
levantar el rojo atardecer medio taoísta
en medio de los granos de café.

Alguien más joven, incluso más valiente
habló de echarse al vuelo de lo alto de una torre
y lo hizo por fin
sin razón dijo la madre, sin motivo
todo el mundo decía.

Es verdad que eran los tiempos
de la gran depuración.

Ciudad sin mar lejos del mar
aquellos días consiguieron mezclarnos
finalmente como a los desconocidos
en la cueva de un cine.



EN SUSPENSIÓN



Me ejercito en simular éxtasis o algo
equivalente.

En éxtasis salgo
al parque, en éxtasis llego junto
a la cruz del río, me despido
cortésmente
del ángel o de algo parecido:
Buenas noches y punto.

Quienes viven
conmigo bajo el enorme puente
del Condado y duermen en camas
ajenas todavía conmigo, reciben
en fechas señaladas
una flecha en la frente.

Te has ido por las ramas
por sombra por ardor
en vísperas de la tremenda siega/ nadas
fosforescente
entre nadas y gentes estancadas
en círculo cerrado, pescado nadador.


MANOS DEMASIADOS PEQUEÑAS
PARA EL PIANO




En el tren que se dirige al mar
entre nativos provinciales como uno
cajas amarradas con cordeles de pesca
maletas de madera azul de Prusia
personas con sus hijos, su cuota de cigarros
se juntan y separan, entienden / desentienden
bajo los duros apagones del estío.

En el vagón al pairo
encuentras por un tiempo
el nirvana: algunos entusiastas
lo entienden como hogar.


La tierra está rodeada por murallas de gente
con sus aves de corral del paraíso la foto
de la niña examinada cuando casi no hay luz
la rara habilidad para peinarse
ante los vidrios opacos superficies ciegas
el dialogar dormidos y todas las demás
tremendas experiencias que sacaron
en el limpio de sus expediciones
desde todas las tierras
en dirección al mar.


Malecón, Caibarién al centro de Cuba.


UN LUGAR, UNA FORMA


Matanzas, la Atenas de Cuba.

en Matanzas
Algún lugar tiene forma de calle
con quinientos escalones desiguales.
Nunca supe su nombre, no he vuelto por ahí.
Al final está el río, en el comienzo una arenosa ruina.
Allí pusieron una luz y un cuerno de altavoz.
Nos sentamos en el piso, tú leíste
unas líneas del amigo suicida.
En un momento mencionaba a Caibarién
playa republicana donde vi siendo un niño
por primera vez los senos de una joven.
Regresaste temblando al escalón
las finas manos frías.

A un lado y otro
cocían sus pescados las familias sumidas
en sus televisores con los cuales
la farmacia, el aserrío o la empresa de azúcar
habían retribuido su trato ejemplar.

En una de las casas merodeaba
el fantasma de Heredia, en otra
el del poeta Milanés según dijeron.

Otros bardos menores volaban también
en el vapor de las comidas.
Pienso yo.

NACIDO EN SANTA CLARA 2

Santa Clara, foto de Carolina Vilches


Para Ángel y Amelia

Sobre el mar nocturno en que se inclinan
apacibles pescadores transcurre una barcaza
que conduce al puerto de Santa Clara
un cargamento de diamantes arrancados
a montañas que fecundas nubes
con sus picos de hielo.

A esa hora familias de gaviotas conducen
a sus crías a insondables plantaciones de maíz.
Allí duermen soñando con salmones
que saltan los torrentes con elasticidad
pero nada de exceso de entusiasmo.

No es cierto que vivamos en una isla
ni que la población autóctona haya sido
degradada y convertida en bruma.

Yo mismo he vegetado al amparo de tribus
alfareras. De muy joven aprendí, mientras
colaboraba en la extracción de huesos
conservados en pozos de alquitrán
entre otras cosas, que la única poesía verdadera
es la realista.


Santa Clara, foto de Carolina Vilches


ENTRE LA GENTE QUE aún

Foto: Juan Ramón Gónzales (Mejumje)


Canción de Alberto Anido

Nos junta un cráter donde estuvo un edificio
sobre ruedas de camión, montón de tablas
en mosaico: nos corresponde un sitio
detrás de aquella espalda y la gran boca a contraluz.
Nos pertenece un sitio.
Tender is (siempre) the night.
La bruma es clemente en ocasiones.

El conjunto se llama los Fakires
toca después del show de jóvenes travestis
y una estrella montuna que nos hizo auscultar
cantos que ni siquiera recuerdan los abuelos.
Esa clase de música restaura la memoria
activa ciertos chips.

No importaría la ciudad, el punto exacto
pero sucede aquí y no ha de ser por gusto.
Los instrumentos afilados que tenemos
Habrán de disolver las rayas de este
y aquel rostro, ya sacaremos provecho
de la ausencia, de los desconocidos
etcétera. Entre la gente que aún nos disipamos
en la masa que baila la guaracha
con pasos inflados de hard rock.
Los instrumentos nos ayudan a abrir paso
en la maleza que aún de nombre y apariencia
pecho y frío.


Sima boquete cráter/ furnia abierta
entre uno y otro cigarro intermitente
dócil animal
doméstico, terrible
según los especialistas.

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SIGFREDO ARIEL ( Santa Clara, 1962). Ha publicado La imprenta (plaquete, 1985) y los libros de poesía Algunos pocos conocidos (1987), El cielo imaginario (1996), El enorme verano (1996), Las primeras itálicas (1997), Hotel Central (1998), Los peces & la vida tropical (2000), Manos de obra (2002), Escrito en playa Amarilla (2004). Desde la década de 1980 trabajos suyos aparecen recogidos en numerosas muestras y antologías de la poesía cubana contemporánea.
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Para leer más sobre el poeta, pulse aquí:

http://alascuba.blogspot.com/2007/11/sigfredo-ariel-santa-clara-1962.html

http://lanochesemueve.us/Entrevista%20a%20Sigfredo%20Ariel.pdf

http://verbiclara.nireblog.com/post/2008/10/31/la-luz-broder-la-luz-de-sigfredo-ariel

http://www.poemaspoetas.com/sigfredo-ariel/

http://www.lajiribilla.cu/2006/n282_09/ellibro.html

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2 comentarios:

Odette Alonso dijo...

Ese es un gran libro. Sigfredo es uno de los mejores poetas cubanos de todos los tiempos. Y no es porque lo quiera con el alma (lo cual es cierto e indiscutible), sino porque eso está a la vista y al oído.
Abrazo para ti, Juan Carlos.

JC Recio dijo...

Gracias por opinar