jueves, 14 de noviembre de 2013

Dimensión y alcance. Tres poemas de Joaquín Badajoz.






   Todo horizonte mas allá de las manos, no significa que es invisible ante los ojos, o desapercibido como punto de una lejanía geográfica que limite un alcance. Al menos en la poesía de Joaquín  Badajoz, es un horizonte donde reencontrar no solo atribuciones específicas y muy originales del poeta, se invierte aquello de retroalimentación y búsqueda, el hombre, el poeta, vive como es sobre su mundo circular, lo acomoda en esas zonas del alma donde el ente devuelve no tanto el trasiego o la conquista, es como diría, quien descubre tesoros en poeta inédito, un fino lirismo que versa y juega, sin pretensiones a filosofar con un discurso educativo, lo hace en esa mezcla de metáfora y canto,  y  se atreve como hace el viviente que no puede contenerse, regresa de vivir plenamente en la conciencia que no necesita ser pura, aquella que no se produce por vanidad o enojo. Tal es así, que su poesía   se expande, algo que Walt Whitman padeció desde el carácter hasta convertirlo en su universo poético. Y Badajoz, si lo vemos desde el mismo resultado, viene de la influencia de caracterizar, su hecho poético, validando no tanto la forma de decir, ni de redimensionar el contenido, es en esencia, la naturaleza del viaje que propone como pretexto para mostrar esos horizontes ya conquistados.  

  
 
 
 
   Pero el indidividuo que sabe ser lector de lo que escribe, como talento y como base de su propuesta, viene, ( lo logra con muy buen acierto Badajoz) viene de ese estatus del regreso de quien ha tenido el lujo de partir y volver y volver a partir, no para que juzguemos de su aprendizaje, mejor para que sus cicatrices puedan verse en la diversidad de formas donde su poética, lejos de cualquier misterio o cálculo, se sostiene en predecir muchas de las preguntas y respuestas que asume, a conocimiento, y por inspiracion, con una originalidad que calca -también por acierto-   de la transparencia de una belleza fisica, dada de la belleza del sentimiento, algo que necesita luz y que no puede ocultarse. Creo, además, raro en estos dias encontrar tal coherencia, porque a lo sumo, muchos que dicen miran desde el corazón, a veces llegan a ofrecer unos versos tejidos sin el goce y el encanto propio de quienes por contradiccion padecen el verso como padecen sus vidas. Siempre o casi siempre, como bordes de un espejo, sin que por ello reflejen el cómo mirarse. Y por añadidura, se ocupan de una voz generacional que no los distingue alejándose del resto.
 
 
 

   A enderezar esa contradiccion de mirada que sabe ser profunda y de transparencia, llega el poeta Badajoz, y no creo viene con un escudo, ni a tono de descarga o metralla, mucho menos a decantar vicisitudes, ni tampoco por ser el héroe que agoniza,  cuando cuece sus versos con la organicidad del hombre ilustre que si ha de padecer, no es a falta de instalarse con conocimiento sobre la palabra, es tambien la constancia de ver pasar un día y otro, mortal y simple, capacitado para que esa costumbre lleve la suficiente dosis de levedad, algo asi como vivir despierto y asumirlo.

  Este regalo que ahora comparto en Sentado en el aire, es el aviso, de que toda atemporalidad lleva, mejor que el juicio común de las buenas lecturas, el soporte donde hace que pensemos en ser las actuantes del disfrute de la cosecha de un poeta, que ya tiene, -lo repito-,  la dimensión de ese horizonte, más allá de sus manos.

                                                                                                                 Juan Carlos Recio.
 NYC- 11-14-2013

----------------------------------------------------------

                                    Del libro: Passar Páxaros











En el sueño de Rrose Sélavy...



…hay un enano salido de un pozo


que viene a comer su pan en la noche.


Robert Desnos

 

Estos criaderos de cuervos,

se apergaminan Apolonio tras los huesos,

son cuchilladas, agazapadas sombras,

saltos montaraces que encallan en lo blando.

Un tórax, la pupila,

echarse a descansar violentamente sobre el lodo,

la soledad su depravado asombro.

Estos saltos Apolonio del estómago,

desovillan los años vuelven trémulos

a sus ejércitos de hormigas,

sus canales cerrados a cuajarones bajo el labio,

donde los seres resguardan sus marcas impolutas.

 

Navegaste Apolonio los mares de piedra,

las oleadas angostas de la tierra arada,

implosionando vientos con tus pulmones raquíticos,

donde el humo asentó su nacarada escoria

y el junípero y las colitas deformes en sus canteros

impulsan la aguja suspendida en la bitácora

con sus ventiscas de arena murmurante.

En estos años decrépitos que el agón no bifurca,

arrastrados por el peso de los cuerpos,

caemos en la muerte súbita, sus círculos concéntricos.

Sobre los árboles se desvirgan los pájaros,

y es la desfloración un goce perenne y estrujado

que se olvida con el hastío.

Apolonio tiende su red,

su escritura de sombras y peces refractarios,

cuentas del sonajero de ónix cosidas

por las puntas del salitre.

En el sueño de Rrose Sélavy

hay un enano podrido que revienta los odres,

sajando las vejigas con un cuchillo endeble

que se vuelve de hueso con los golpes de gaitas.

Salido de un pozo,

en cuclillas frenéticas

de puro goce crece.

En el sueño de Rrose Sélavy

viene a comer su pan de por las noches,

hurgando con un gran dedo,

embistiendo con su proa cuerpo adentro

hasta humedecer las sábanas.

Es la pesadilla apolonio de las mujeres solas,

que en las noches son asediadas por las sombras,

y sienten sobre el pubis doce muchachas vírgenes

que saltan macerando los frutos del almendro,

y sienten que amamantan criaturas voraces

y que la leche y la miel alambicadas

destilan su escozor, su ráfaga de frialdad.

 

Estos criaderos de cuervos

son restos de lo que la marea,

al destapar su sello,

regresa a los comederos periféricos

mientras aramos sobre el mar.




El trópico visto desde el amanecer


En estas largas tardes estivales

Maurinne, Goulard, Arthur,

el próximo modisto,

apre(he)ndieron el arte de componer

versos fabrilmente

yingyangeando sobre la cuerda floja,

yingyangeando hasta caer de bruces,

la pasta alada estucando los brazos.

Nadie que haya mirado al sol de frente,

ha podido evitar

que cueza las habas la máscara el antifaz de golpe,

abrasivo rayando el pómulo,

la obscuridad sucesiva, la muerte.

Y es que el trópico seca y ciega tenazmente.

Un poeta, una muchacha sentada

mirando hacia el ocaso de lo que fue su vida,

verá al asomo las mieses coaguladas,

abulia de las tardes en las que maceró la almendra

con su cuerpo el cascanueces de entraña abigarrada.

(Cuando en la feria un anciano de barbas de floresta

gritaba por el altavoz: Venid hijos míos,

sentémonos a la sombra del tinglado de sangre,

el amamantará como la cabra, la loba, la ubre capitolina,

la leche enjundiosa que conquisté en otras guerras.

En la paz me lavaré las manos para oficiar en los altares

y seré benevolente como una ramera)

Nihil Ostant: desde (Cuando... hasta ramera)

censurado por el censor yo mismo.

La mascarada arrollando el trastrueque,

el advenedizo que posa y se agazapa,

la nueva antigua fauna en el retablo vuelve

se contrae y emerge contrahecha,

marcando los golpes de parada en la llama.

La urna. Bajorrelieves donde se esconde

un cuerpo para ser observado,

agita el embolo que dispara el fuselaje

y echa a andar, a fin de cuentas,

el verso nunca fue original

y la primera flauta

se hizo de una rama robada.





El Graznido. El Gran Nido.


Seremos nosotros, los animales moldeados a la intemperie,

cuando canto a la raíz y estoy cantando al árbol,

salterio de lo que se me escurre entre los labios;

lo que escribí en la casa obscura,

la que se levanta tétrica sobre el acantilado,

donde se rompen las olas y los pájaros.

Pasan premoniciones, rastros que revelan.

Soy el hacedor, el de la brizna en el pico.

Mi nido es heredado, escamoteado, no es mío.

He dejado que los demás hagan de mi un escudo,

sigo paseante bajo los flamboyanes,

las sombras que talaron en días aciagos.

No pienso en lo que fue ni vivo en el presente,

el presente será siempre lo que vamos perdiendo,

un gesto y un gesto es el signo que antecede.

El primer acto del hombre fue nombrar,

luego destruir lo nombrado.

Por eso la palabra fue siempre un encierro,

una construcción para echar a rodar las tauromaquias

con sus caminos pielagosos y los convidados de piedra.

La palabra creó mundos que habrían de venir,

roturando estos mundos, partiendo, resanando,

dejó de ser espíritu convirtiéndose en ritual,

para incinerar los caballos agrestes,

las tierras meridianas, los mares,

las heladas regiones donde las bestias lívidas

esconden bajo sus ojos el verano;

creó trampas y encierros y súbditos.

Sigo andando por estas calles.

Cuando entré deslumbrado a la vagina serpentaria,

herido de hormigón y vidrio todo estaba.

Mis manos no han parido ni una mueca

algo que en el gran nido muestre que he pasado.

Estoy puede ser otro tatuaje,

un canto del hacedor a las moliendas;

estoy es la razón de no haber sido

mas que algo impersonal e imaginario.
 
____________________________________________




Joaquín Badajoz. Miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE), de la American Comparative Literature Association (ACLA) y de la American Association of Teachers of Spanish and Portuguese (AATSP). Miembro de los consejos editoriales de Glosas (ANLE), RANLE (Revista de la ANLE) y OtroLunes (Madrid/Berlín). Ha publicado ensayos, reseñas, crítica de arte, poesía y narrativa en revistas y antologías de EE.UU., España, Francia, México, Panamá, Polonia y Cuba. Coautor de Enciclopedia del Español en Estados Unidos (2008), Hablando bien se entiende la gente (2010) y Diccionario de Americanismos (2010). Es columnista de El Nuevo Herald (EE.UU.), editor de portada y noticias de Yahoo y director editorial de Editorial Hypermedia (Madrid).
____________________________________

Para leer sobre el autor pulse:

http://laotraesquinadelaspalabras.blogspot.com/2012/03/un-poema-de-joaquin-badajoz.HTML

http://inworkprogress.wordpress.com/2010/12/16/joaquin-badajoz/

http://www.ellugareno.com/2009/12/conversando-con-joaquin-badajoz-mas.HTML

http://nagarimagazine.com/la-ruta-del-humo-joaquin-badajoz/

http://projectzudotcom.wordpress.com/2013/09/06/un-poema-de-joaquin-badajoz/

http://laprimerapalabraque.blogspot.com/2009/11/el-tao-y-otros-poemas-joaquin-badajoz.HTML

http://nombrarcosas.wordpress.com/2013/09/08/apuntes-sobre-unos-versos-de-joaquin-badajoz/

________________________Fin_______________________

sábado, 2 de noviembre de 2013

La ruta del pájaro sobre mi cabeza.



fragmentos del prólogo por Odette Alonso.


A vuelo de pajaros, estos versos.


La ubicación geográfica y todas las implicaciones, que pudieran parecer secundarias o relativas con respecto al acto de la creación, cobran significado especial porque este poemario, como la ruta que anuncia su título, es la bitácora de un retorno sobre sí misma.<< Es un viaje que cae sobre mis manos desde el viento. Es la historia en verso de cuándo empecé a soñar>>.

El trayecto en cuestión tiene cinco estaciones, correspondientes a cada una de las divisiones del cuaderno. La primera parada,<<El viajero y su péndulo>>, habla de los orígenes, del paraíso abandonado, de las sencias: la tierra, la familia, la sangre como una cruz.
__________________

  En la segunda sección, tres golpes da la muerte sobre la puerta invisible de la madrugada. Trae un nombre escrito en la piel. Es el silencio quien le franquea el paso.
____________________________

  La tercera estación, <<Sobre la dualidad y su leve fuego>>, centra la mirada en el amor. ahí están la pareja, el balance, la correspondencia. Y también la desnudez, el éxtasis, la savia, la flor, la noche y sus secretos.

_______________________

  En <<Lo que sé de las sombras>>, cuarta jornada del itinerario, encontramos la interpretación poética de lo ignoto, lo oculto, lo hermético y ese juego de equilibrios que suelen establecer vida y muerte en su complementaria forma de manifestarse.
_________________________

  En la sección final, <<El tiempo es un joven que habita>>, se cierra el círculo trazado por el vuelo del pájaro: lo irrenunciable se ha perdido definitivamente con el paso inexorable del tiempo.
________________________________


  Una serie de versos marcados en cursiva recorren el conjunto. <<Es la ruta del pájaro>>, me ha dicho la poeta. Así, lo primero que hallamos es una guerra declarada. Y después, cargas, culpas, demonios, senderos que no llevan a parte alguna, secretos perdidos en la oscuridad del tiempo.
 
  La mención de figuras paradigmáticas como Bécquer, Darío, Lorca, Whitman, Poe, Vallejo, Eliot, Pound, Sylvia Plath y también Gioconda Belli o Carlos Pintado, hablan de las lecturas y adscripciones poéticas de Yosie Crespo. Con ese aliento, entre lo humano y lo divino, la poeta explora su trayectoria vital. La memoria, en forma de pájaro al vuelo, hace trazos arriesgados, redescubre lo vivido.
 
____________________
  
Epílogo de nadie

 
Me trago una bala

como quien puede esconder

con su rabia

el mundo que muere.

 

No culpo a nadie.

 

La ciudad es una hora fatal

que devora mi alma.

 

Se acuesta en mis brazos

Cierra la puerta y se va.

 

Ahora yo no sé de otros sufrimientos

ahora el cíclope se ha vuelto pájaro.

 

Veo la noche que cae

y como un peine misterioso

burla mi voz y grito.

 

Nadie me escucha

nadie me ve

no soy un verbo.

 

Perdóname o ámame

tú elijes

yo quiero silencio.
 


El primer hombre fue mujer.
 



y Dios me hizo mujer, de pelo largo, ojos, nariz y boca de mujer


Gioconda Belli
Y me tallaron con ternura y calma

en las horas que adormece

el ave con su canto.

 

Fuera de la noche

y la negrura más grave

nacieron así mis largos muslos

mis trenzas largas.

 

Y consigo,

insinuó el reflejo de la tarde

en mi rostro

y en la algarabía del tiempo

enterró sin darse cuenta la duda.


Que nadie sepa las veces que durmió
sobre mí el demonio
cincelando mi nombre penetrado
de siglos.

 

Y Dios intacto sobre su luz amarga

decide dotarme de nuevos labios

para entonces vivir contra las aguas.

 

El primer hombre sostuvo la tierra

con sus manos de mujer

y advirtió una batalla perdida

de antemano.
_______________________


En memoria de la rosa
 
Yo nunca vi la rosa.

 

Caminé por senderos

y olvidé que mi destino era libre.

 

Como los nombres estirpados de mi cuerpo,

me rendí a la vida.

 

Yo no hice un pacto con su vientre,

no dejé mi sombrero de alas al borde del silencio

no caí muerto de cansancio

al pie de su belleza.

 

Yo nunca vi la rosa.

 

Crecí desde una piedra

con una antorcha viva

desde adentro,

no prometí portar su nombre

ahogaba así todas las puertas.

 

Ella me dejó escrito

en su canto rodado de pájaros

vagando sobre mi cabeza, el amor.

 

El susurro de su más débil recuerdo

selló con un suspiro toda mi soledad.

 

Ahora soy aquella mujer

que abraza su sangre

como si fuera una cruz.
_______________________


Elipsis de un lunar


 
Voy a decirlo todo


Soy una mujer desnuda

mirando con los mismos ojos

que me miran.

 

Emerjo desde el éxtasis

y abandono la noche

para encontrarlo.

 

Ser su lunar

la savia que me envuelve

sujeto de mi cráneo.

 

La flor es un Dios

que atribuye secretos

y no me falta.

 

Hice una casa en su lunar.

 

Como un poema antiguo

cuenta historias que nadie sabe.

 

Delicado animal invisible

conspira contra mí

como el ánima de otro nombre.

 

Voy a decirlo todo.

 

Soy una mujer desnuda

perdiendo la cabeza

entre lo humano y lo divino.


______________________________









 

 
Profecía

 
Toma mis ojos.

No los dejes entrar.

 

Tómalos desde este golpe de Dios que es real

pero simula

una lejana venganza.

 

Alguien devorará mi furia

para salvarlos de nosotros,

de esta ciudad triste

que es como el sol

y amenaza.

 

Alguien invocará mi nombre

Alguien nacerá sobre mi caos.
 

Toma mis ojos o esta lámpara encendida

que arde por las cosas que tocamos

y no vuelven.

 

Ha sido su nombre grabado

en algún hueco de este verso.

 

Su nombre ha sido siempre

la larga pausa, el otro lado

mi autodefensa.

 

Alguien regresará de tu abrazo

como los hombres que devuelven soledades.

 

Alguien hará de mi ojos

un extraño poema clásico.



Como la mano que obedece cada palabra

seguirá cada mañana el corazón

rompiéndose en pedazos.

_________________________


 


          

 

 

 

 

 
Ahora que vuelves

 
Un pájaro traza un cielo largo

desde la luna blanca

y surges.

 

Te miras en mí

como si fuera tu triteza

o su mismo dolor fermentado de siglos.

 

La llama viene y deja su huella.

 

Mis pasos perdidos se abren como un libro.


Un pájaro traza su corazón,
apenas,
en una palabra y desaparece.


 

Ahora te amo hasta que vuelves

toda la inmensa noche

te amo hasta que vuelves.

 

No respiro tu aliento

para que no se apague con mi furia.

 

No me aferro al espacio

para que resbale tu memoria.

 

Ahora te amo hasta que vuelvas

veinte años más tarde

te amo hasta que vuelvas.

 

Y vuelves.

 

Ahora que somos todo esto,

¿Qué será de la luz si nos acerca?
________________________________
 

_______________Yosie Crespo._________________




         


 


Para leer sobre la poeta pulse:



La ruta del pájaro sobre mi cabeza


 http://yosiecrespo.blogspot.com/

____________FIN________________