miércoles, 25 de mayo de 2011

TRES GOLPES A LA PUERTA
















Es divino reencontrarse un libro preferido de un autor importante, y lo es, cuando tenemos la primicia con la poesía de quien admiramos en persona y también por esa forma de construir su belleza y describirla con encanto. Me ocurre que Julio Mitjans ha escrito, luego de la gran alegría y la enorme justicia de reconocer su obra con el premio La Gaceta. Son muchos años de saber esto, ya antes había contado en un post:




Alejándose del resto, sobre ese nombramiento de príncipe y poeta con la que mi amigo venía a mi mente en versos que si a veces no memorizo no es por olvido, es por la fuerza inspiradora que provoca. Estoy encantado de leer estos magníficos textos, porque y para recrear con su palabra: "No era un sueño, nadie auguraba algo solo alumbraba el resplandor..."
Y como las noticias buenas son para compartirlas, aquí presento al aire estos versos del poeta que descumbren mejor, que cualquier merecido elogio, lo que ya dije:

Tres golpes a la puerta
















Como un tren con destino indescifrable llegaron, traían un cuenco vacío, para el que viene atrás, lo fueron llenando con nuestros días, algunas veces café, otras un aguardiente lleno de distancias, de augurios; llegaron en medio del desamparo y la torpeza, cuando no se esperaba lo mejor que podríamos salvar deshicieron los nudos en medio de la maleza, descalzos para enseñarnos la sabiduría de la tierra, el firme que rompe mar adentro. Sólo tres golpes a la puerta.

A veces


















A veces he querido saciar la sed en las cajas de agua que el poeta vislumbraba al borde del abismo, a veces alguna extranjera me conversa un país lleno de dolor, de continuo los frondosos árboles del pardo le dan otra textura a la tarde, algo así como un lienzo, una premonición en Flandes; pero esas son cenizas hueras, que lector recogerá lejos de la calle monte, lejos del desencuentro y el hallazgo, palabras que después de los leones que flanquean el paseo no develan al mar insomne que tanta muerte tanta vida confiesa.


















II
Se abren las calles como un dolor predestinado, se ha inclinado el hombre una y otra vez, en medio de los desmanes busca un poco de brisa, nada alivia, ni el amor sediento, los astros de la noche no pueden trazar la ruta, se inclina como un velero aventado por la amargura, y crecen sus sueños, camina y camina más, y vuelve sobre la sabana el octosílabo furioso, la existencia que la multitud desconoce.

Primera de Ancestros




















Se confunden las palabras hacia el este, sólo queda mar abierto.


Un refugio de cadáveres cruza entre los barcos y se escuchan nombres antiguos, Nzinga, es decir nuestra última dignidad, y el viento desnuda las palabras, ya no dicen lo mismo que en el lejano litoral, una danza de caminos secretos se abre paso en la inmensidad, una danza que solo encuentra reposo en el sentimiento.
Cada uno de nosotros se asoma a la misma procesión, al ulular traicionero que desnuda nuestros huesos en medio de la travesía, ha sido sedienta la espera mientras el suicidio se cebaba en nuestros jóvenes más bellos, ellos no pudieron ser braceros, no pudieron abrir los ojos sin la luz de la tierra semiárida, sin el ímpetu de la intrincada danza, ellos no pudieron abrazar al hermano como un soplo de esperanza.






















Se confunden, pasaron muchas lunas, mucho mar de insistente ritmo, y nuestros huesos desnudos esperando florecer otra vez en medio de la ceniza y la traición, ya las palabras no fueron lo mismo, otra dignidad aguarda, otro gesto descubre un rostro en medio de las cuatro esquinas, donde el viento bate y ya nadie se atreve.

La indiferencia
























Ya no tuve remedio, en sus ojos estaban los míos, quise saber, aquel rostro, el surco profundo que escamoteaba a la belleza, quise adentrarme en el residuo, en la impedimenta que deja la vida, y solo alcancé el crujir de los sentimientos, el vacío que se impone a toda existencia, la indiferencia de mi sonrisa, que deshace y teje el sentido de todo dolor.

Torcíamos tabaco

























No quería sentarme, el reloj anunciaba regreso, mientras



las sombras armaban otro paisaje entre los frutales y los brazos cansados terrosos, sucios fuertes.



Se adelantó, aún secaba su alivio, los ojos recios no buscaban aprobación, le dijo su nombre a mi padre, después le dijo padre.



quise extender mi mano y la picadura salió de la hoja sin respuesta, torcíamos tabaco.



Dijeron sobre un tráfico, un engaño…, unos estribos dados para la conformidad, sus manos se abrían como el infinito valor de los hombres,



las reses cruzaban los límites, los pasos rodeaban la mesa, yo no existía, hasta que una mano se detuvo en la madera de la silla, se cerraba se abría, en una íntima afirmación, un leve roce, la disculpa cruzó entre nosotros



pidió con que aliviar la sed, nadie más joven para la encomienda



el agua temblaba en mis manos, sus ojos miraban otro destino:



-Dos jinetes en medio de la sabana, los caballos pastando, qué asco…



Los caballos en la sombra que daban los árboles ralos, en eso se detuvo; una memoria que no se sobreponía a la caída del sol, a la conversación.



- como si no nos hubiese sucedido.


Pájaros



















No era un sueño, nadie auguraba algo, solo alumbraba el resplandor a finales de marzo, primavera, anidaron algunos, otros buscaban unos ojos en los que perderse, una salida decían, del invierno trajeron cierta distinción; no pude comprender qué pasaba, decían: una salida, no más; sobre el muro caían las horas, los días, las vidas que en el hastío murmuraban una alabanza, tributos que el mar devuelve; allá a lo lejos, qué silencio, pájaros, abren sus alas, dibujan otro paisaje.


____________________fin_____________




Datos del autor





















Miembro de UNEAC, ha publicado, "Venía diciendo una fábula", 1994, Sed de Belleza, "Alejándose del resto", 2001, Casa editora Abril, ha obtenido los premios Calendario 2000 y, la Beca del Instituto Cubano del Libro Dador. Colabora habitualmente en publicaciones periódicas dentro y fuera del país. Su obra ha sido antologada en varias ocasiones.

4 comentarios:

Escombros Hablaneros dijo...

Julio es de aquella pocas personas que son queridas por todos. Gracias Juanca por regalrnos parte de su poesía.

Mayra dijo...

La poesía de Mitjans ha sido un feliz descubrimiento para mi. Gracias por hacernos disfrutar de estas maravillas!

salva33125 dijo...

leer y leer..eso inspira .. gracias JC ....estoy ahí.. sentando y disfrutando

jinny dijo...

Mis felicitaciones a Mitjans!
Gracias Recio.