miércoles, 23 de diciembre de 2009

LA LOCURA PRODIGIOSA DE RELEER A WHITMAN.

Leer a Walt Whitman sentado en una piedra sobre una altura desde donde divisaba mi pueblo a lo lejos, y se abría ante mi vista la locura prodigiosa, la fiesta de sentimientos con el que el poeta me abrazaba, los techos de tejas rojizos y el único tanque de acueducto del pueblo debieron parecerme altos rascacielos. Ayer caminaba por Manhattan recordando esa alegría de un jovencito que se escondió de todos en la casa, para que nada interrumpiera la magia de tan cara lectura, el libro muy manoseado y que sólo era un préstamo de dos días parecía que se deshojaba, que en cualquier momento las páginas se volverían polvo, como dice el poeta cuando le canta a la belleza desde su esplendor: ¡Atiendan! No doy sermones o un poco de caridad; Cuando doy, me doy yo mismo.

foto cortesía de Carolina Wilches

Beber de los versos de Whitman era repasar la fuente de los libros más proféticos y antiguos, y arribar a una libertad como individuo que nunca antes había experimentado. Se abrieron mis sentidos a esa libertad y a cantarme a mí mísmo con entereza y también desde lo primitivo del ser que descubre las grandes vocaciones que la naturaleza nos concede. Juro que deje de sentirme un peregrino sin estancia y sin identidad, me convertí desde ese momento, en un ser identificado con todo lo que me rodeaba, con los pies sobre la conciencia de ser y estar en un tiempo muy difícil pero único, arraigado y admirador de belleza, incluso donde antes ví con desgano tanta miseria humana. Creo que el grueso, la sustancia de los versos del poeta lo lograron, nunca pude entender si esa felicidad que el poeta provocó era demasiado temporal contra la realidad por donde transitaba, lo cierto que he vuelto una y otra vez al vicio de leerlo y siempre me emociona, me da ese espíritu de rebeldía que impide que envejezca y alas en el corazón para soñar sobre las alturas.
Isla de Manhattan

Su potente voz que se apoya en un canto moderno que jamás pasará de moda, con la fuerza de darnos filosofía de la existencia humana a través de un lenguaje que no sólo mantiene todo el tiempo el tono profético sino la forma perfecta de alumbrarnos en la relación hombre-entorno-naturaleza humana. Escogió la Biblia como retroalimentación de un espíritu que no esconde estas influencias, que a veces se adueña como tocado por la mano de Dios de esa originalidad que sólo se encuentran en las santas escrituras, pero sin ser repetitivo como un santurrón, más bien armoniza entre lo que fluye de su conciencia y lo que encierra para él decir su verdad y sólo la verdad que siendo nuestra desde la lectura nos haría reflexionar porque: Ninguno de mis amigos descansa en mi silla;No tengo cátedra, ni templo, ni filosofía; no llevo a ningún hombre a la mesa, a la biblioteca o a la bolsa; pero a cada hombre y cada mujer de ustedes los llevo a una cumbre.

Juan Carlos Recio, NY, Diciembre 23 del 2009.

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Canto a mí mismo. (Fragmento)

30.

Todas las verdades aguardan en todas las cosas.
No apresuran su propia entrega ni se resisten a ella;
No necesitan el fórceps del obstetra;
Lo insignificante es tan grande para mí como cualquier cosa
(¿Qué es menos o más que un roce?).

La lógica y los sermones nunca convencen;
La humedad de la noche penetra más hondo en mi alma.

Solo lo que se revela a cada hombre y a cada mujer es tal;
Solo lo que nadie niega es tal.

Un minuto y una gota de mí sosiegan mi cerebro;
Creo que los empapados terrones se tornarán amantes y lámparas,
Y un compendio de compendios es la carne de un hombre o una mujer,
Y una cima y una flor es el sentimiento que se tiene uno al otro,
Y deben expandirse ilimitadamente desde esa lección hasta que se vuelva

[omnicreadora,

Y hasta que cada uno nos deleite y nosotros a ellos.

Poetas que vendrán

¡Poetas que vendrán! ¡Oradores, cantantes, músicos que vendrán!
No es el presente para justificarme y responder por qué vivo;
Pero ustedes, una generación, nativos, atléticos, continentales,

[más grandes que lo conocido antes,

¡Levántense! ¡Levántense!-porque ustedes deben justificarme- ustedes

[deben responder.

Yo mismo solo escribo una o dos palabras anunciadoras para el futuro,
Yo apenas adelanto un momento, solo para girar y retornar pronto a la

[oscuridad.
Soy un hombre que huelga, sin detenerse por completo, vuelve una
[mirada ocasional a ustedes y luego aparta el rostro,
Dejándole a ustedes el confirmarlo y definirlo,
Aguardando de ustedes las cosas principales.


Soy el que se duele de amor

Yo soy aquel que se duele de apasionado amor;
¿No gravita la tierra? ¿No atrae toda materia, con dolor, a toda la materia?
De igual modo el cuerpo mío a todo lo que hallo o conozco.

Como Adán, temprano en la mañana

Como Adán, temprano en la mañana,
Al salir del jardín, descansado de dormir;
Contémplame al pasar –oye mi voz- acércate,
Tócame –desliza la palma de tu mano por mi Cuerpo mientras paso;
No temas a mi cuerpo.

Que soy después de todo

¿ Qué soy después de todo, sino un niño deleitado con el sonido de mi
[propio nombre?, repitiéndolo una y otra vez;
Me aparto para oír –nunca me cansa.
A ti, tu nombre también;
¿Pensabas que no había nada más que dos o tres articulaciones en los
[sonidos de tu nombre?

Cuando escuché al astrónomo erudito

Cuando escuché al astrónomo erudito;
Cuando las pruebas, las cifras, fueron puestas en columnas frente a mí;
Cuando me mostraron los cuadros, los diagramas, para sumar, dividir,
[medirlos;
Cuando, sentado, escuché al astrónomo, que disertó con mucho aplauso
[en la sala de conferencias,
Cuán pronto, inexplicablemente, me sentí cansado y enfermo;
Hasta levantándome, me escurrí afuera y vagué solo,
En el místico aire húmedo de la noche, y de vez en cuando,
Miraba en absoluto silencio a las estrellas en lo alto.


Vuelve, oh libertad

Vuelve, oh libertad, porque la guerra ha acabado
(De ahí y en adelante expandiéndote, sin dudar más, resuelta, recorriendo
[el mundo),
Vuelve de las tierras, retrospectiva, guardando prueba del pasado;
De los cantores que entonaron las acabadas glorias del pasado
De los cantos del mundo feudal –los triunfos de los reyes, la esclavitud,
[las castas;
Vuelve al mundo, los triunfos reservados y los que vendrán –rinde ese
[mundo pasado;
Deja a los cantores del porvenir –déjales el pasado acabado;
Pero lo que queda, queda para tus cantores –las guerras por venir son
[por ti
(¡ Dios! Cuán cabalmente te han curtido las guerras del pasado –y las
[del presente también te curten);
Así que vuelve, y no te alarmes, oh libertad –vuelve tu rostro inmortal,
Adonde el futuro, más grande que todo el pasado,
Ininterrumpidamente, seguro, se prepara para ti.

Una medianoche clara

Esta es tu hora, oh alma, tu libre vuelo a lo inexplicable,
Lejos de libros, lejos del arte, el día desvanecido, la lección concluida,
Emerges tú completa, silenciosa, contemplando, ponderando los temas
[que más amas.
La noche, el sueño y las estrellas.


El sollozo de las campanas
(Medianoche, 19 al 20 de septiembre de 1980)

El sollozo de las campanas, las súbitas noticias de muerte por doquier,
El despertar de los durmientes, el encuentro de la gente
(muy bien conocen ese mensaje en la oscuridad,
Muy bien devuelven, responden en sus pechos, sus mentes, las tristes
[vibraciones),
El apasionado tañido y el retintín –de ciudad a ciudad, juntándose,
[sonando, pasando,
Esos latidos de una nación en la noche.
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Walt Whitman (1819-1892) Poeta estadounidense que rompe con los esquemas tradicionales, valiéndose de un lenguaje innovador y desbordado que da rienda suelta a las sensaciones, a partir de un fuerte sentimiento de individualidad integrado a la naturaleza y una versificación libre en estrecha correspondencia con el significado o emoción de su poesía. Hojas de hierba constituye la obra de toda la vida de Whitman, quien aumentó y modificó este texto a través de los años, como lo evidencian sus múltiples ediciones. Esta selección es fruto de un acucioso trabajo del poeta y traductor cubano Manuel García Verdecia.
Título original en inglés: Leaves of Grass. (selección, traducción y prólogo, Manuel G Verdecia)Datos del autor tomados del libro Hojas de hierba, editado por la Editorial Arte y Literatura, 2006, del instituto cubano del libro.
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Para leer más sobre Walt Whitman, pulse aquí:

http://www.literaturaecuatoriana.info/whitman.html

http://www.scribd.com/doc/7207141/Walt-Whitman-Hojas-de-Hierbas

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7 comentarios:

Manuel Vázquez Portal dijo...

Juanca, me parece muy bueno eso de rescatar a los grandes. Ello recuerda qué es la verdadera poesía y no ayuda a no perdernos.
Un abrazo, y felices días de fieestas

JC Recio dijo...

Gracias poeta, lo propio y para toda la familia y los amigos por allá por Miami.

I. Hernández dijo...

Hay en la reciente entrada de La parada de los mangos un pedazo de Sentado en el aire. Espero que el nuevo año le de un chance para el viaje en bus hasta los mangos.


Saludos y Feliz 2010

Amparo dijo...

Bravo por publicar sobre Walt Whhitman. Te deseo un feliz año nuevo y quedé encantada de conocerte, espero que en el próximo viaje podamos compartir un rato, si es que no puedo ir a la peña en viernes. Un abrazo, Amparo

L. Santiago Méndez Alpízar / Chago dijo...

Oye: si llega hasta el barrio la Internet: suave con la Coronilla y la masa e puerco!!!

Abrazo grande.

Anónimo dijo...

Juan Carlos, es curiosa la similitud emocional que hemos sentido al descubrir los versos de Whitman por primera vez, de ahi que me identifique con esa memoria íntima, reverencial, casi mística que haces de tu encuentro con el maestro. Todavía recuerdo las palabras de Martí sobre Whitman que leí un poco para confirmar que la catársis en la que me dejó su obra estaba justificada. Con Whitman tuve una de mis primeras experiencias perceptuales más interesantes (lo que llamas apertura de sentidos), de expansión de la conciencia y de pertenencia más allá de mis identificaciones inmediatas y primarias en la medida que sus versos me invitaban a un viaje que iba de la contemplación de una simple hierba a su conexión con todo el universo. Esta conexión de la parte con el todo y del todo con la parte que la ciencia moderna llama Fractal, atraviesa y está presente en cada verso de Whitman y es con toda certeza la esencia del espíritu profético y místico que emana toda su poesía. Desde entonces me cuesta abandonar a Whitman y ese turbulento mar emocional que aún me sigue despertando. Te agradezco mucho lo recuerdes y evoques de la mano de tus memorias más cercanas, aquellas que dejan verdaderamente una huella honda en el alma.
Te abrazo
Julio Fowler

Anónimo dijo...

Leer el mundo blog, bastante bueno