Por Camilo Venegas, (entrega especial para Sentado en el aire)
a
David Lago González
Aprende a volar como el aura.
Describe un círculo
parecido al suyo
alrededor de tus límites.
Marca el horizonte
de tus pasos
y di por fin las palabras
que nadie debe oírte decir.
Asimila su repulsiva elegancia,
relaciona cada una de las virtudes
de esa bestia negra y hosca
que un día nos llegó a dominar
sin que fuéramos capaces
de advertirlo.
Entiende el peso específico
del silencio que hace
cuando extiende sus alas y mira.
El aura tiñosa está en todas partes.
Sin hacerse notar,
ha recobrado
lo que no queremos,
la carne y el paisaje
de la tierra que dejamos
ahora le pertenecen.
Su reino sigue estando
en las nubes,
pero ya no hay un firme
que no sea suyo.
Aprende a volar como el aura
pero,
por favor,
nunca llegues a levantar
ninguno de los dos pies del suelo.
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1 comentario:
No lo sabes David, pero muchos anónimos repetiremos:
"Entonces me morí por un rato,
pero al cabo de unas horas
volvieron las mismas decadencias a devolverme la vida."
Porque nosotros, los "forajidos", heredamos tus versos.
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