miércoles, 2 de diciembre de 2009

VOZ DE LA MADERA

Cuando aún era un joven poeta (sigo joven y bello, pero tengo veinte años más y veinte de pulir sobre mis emociones y la palabra). Cuando era ese joven escritor que andaba suelto por calles y potreros y me dejaba emocionar por imágenes que me levantaran en peso, no podía, no quería entender ciertas formas de escritura, donde el poeta es perfecto y cuida esa perfección, además, un gran tejedor de su discurso, una persona culta que sin equivocación escribe y no es casual ni desordenado desde su memoria. Aramís Quintero cumple con esas: sus propuestas y con ese tejido que hace unos años aún yo no dominaba. Su libro premio Ser Fiel, Voz de la madera lo exponen muy disciplinado, con excelente belleza y textura, a la vez da fe de un diálogo natural y no forzado con el tiempo.

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De forma excelente nos sorprende, también por el uso de un discurso diferente, que aparenta alejarse de lo más cercano en existencia y en sobre vivencia. Lo aparenta por el lenguaje y el contenido que no sufre de excesos dramatizados y carencia de estilo que suele pasar cuando los poetas quieren asumir sus vicisitudes desde falsos cimientos que amén del mensaje poético, parece justificara los altos y bajos en la fluidez y el sentido de llevar un discurso y un cuerpo de libro que se mantenga creciendo, o al menos no haga disparejo el ritmo y el interés por lo que se dice y cómo se dice, otro logro que todo libro necesita para poder archivarlo en la memoria, en ese librero del sudconciente que prometen las relecturas.

Juan Carlos Recio NY/ Diciembre 3 del 2009.
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Tales, Heráclito: toda fruta
vuelve a la tierra, y aun la tierra
se nos deshace en otra tierra
de mil extraños nombres. Y estos
también cambian, y toman
otros rostros, o máscaras.
Dile a la fruta que su especie
es eterna. Pero ella
cae sola, ese tumbo
sordo sobre la tierra
es de una fruta irrepetible:
una fruta, esta fruta
golpea la tierra como un templo.
Dentro de ella redobla
la eternidad hasta que cesa.
Todo se apresta a ser eterno.

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Qué ansioso oído prestamos
a toda música áspera.

En tanto que el rebaño
de nuestros pensamientos se detiene
en una u otra yerba escasa,

el canto no lo oímos.
Y sólo vemos
el color de la ráfaga.

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Sobre cuántos no pesa
_y aun quizás sobre nosotros_
el destino del pan: la hogaza doradita
que ha de partirse en tantos pobres pedazos.

Qué lejos caerán cuando unas manos alcen
_diáspora, terremoto_ el mantel
Cuyo dibujos serán sólo la memoria.

Viento frío y oscuro
que hace de toda primavera
una tela pintada, un cuento, nada
real en nuestra vida, y que trae noticia
de otro soplo definitivo. Roguemos
por una sola cosa: que el calor
de esta hogaza dorada haya venido
de un horno perdurable, y los pobres pedazos
se reconozcan y se añoren siempre.

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ROSEBUD

Forma indecisa en lo amarillo
quiébrase, pierde su figura
entre el fantasma de la lluvia
que luego apártase y nos deja
los diminutos campos verdes,
góticos en la bola de cristal.
La casa en que se asientan
la sombra y el rumor de las afueras
está de pronto en la noche, en la fantástica
noche imposible de cristal; y deja
sus puertas libres, sábanas
que se alzan y escapan, figuras de mujer
despojadas del manto en la baraja,
que revuelan gritando, silenciosas,
por el oscuro espacio, llenas de gozo entre la noche.
Escapan
el tejado, las tablas, los tapices, las piedras,
y allí en la bola lúcida llueve
del puño quieto y diminuto hacia la noche
espléndida en su azoro, en su invasión.
Del mundo, del paisaje del mundo, hacia la noche,
y hacia la noche de otro mundo
que en otra nieve se reposa, mientras afuera nieva
con otra nieve lenta desde otro cielo.

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No es el metal,
la sorpresiva voz del metal,
címbalo, daga.

Ni es el encanto del agua,
de las aguas.

Ni los vientos,
ni el fuego
lumbre, infierno.

Es la madera.
La voz única, firme, silenciosa
de la madera.
Poemas tomados de Voz de la madera
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Más sobre Aramís Quintero Aquí:

ARAMIS QUINTERO: (Matanzas, 1948) Poeta, narrador y ensayista cubano. Licenciado en Lengua y Literatura Hispánicas por la Universidad de La Habana. Ha trabajado como Asesor de Educación Artística del Ministerio de Educación de Cuba, profesor de Cultura Cubana e Historia del Arte, crítico de cine, y guionista y director artístico del grupo escénico cubano La Seña del Humor. Ha publicado varios libros de poesía, de literatura para niños y jóvenes, así como libros de textos para la educación. Actualmente reside en Santiago de Chile. Ha publicado, entre otros, siete libros de poesía: Diálogos. Poesía. Edit. Letras Cubanas. La Habana, 1981, Una forma de hablar. Poesía. Edic. Unión. La Habana, 1986, Cálida forma. Poesía. Edit. Letras Cubanas. La Habana, 1987, Como la noche incierta. Poesía (en colab. con L. Lorente). Edic. Matanzas. Matanzas, 1991, La sal estricta. Poesía. Edic. Unión. La Habana, 1996, Voz de la madera. Poesía. Edic. Capiro. Santa Clara (Cuba), 1999 y Caza perdida. poesía. Edic. Unión. La Habana, 2006.
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Foto y datos del autor cortesía de La Primera Palabra.
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1 comentario:

Carlos Pintado dijo...

Aramís es un gran poeta y un gran amigo, y de estas dos circunstancias soy deudor. Un abrazo a ti, Recio, por poner estos textos, y al grande de Aramís por escribirlos. Que sea nuestra su grandeza.