viernes, 18 de diciembre de 2009

HE AMADO TUS VERGUENZAS Y ESO NO BASTA.

Para C. P.

No he amado mis manos como amo tus defectos
ni he tenido sangre y carne viva bajo tus besos
pero he visto tu corazón contra mis labios
y nada me importa si pase otra noche en desvelo
porque puedo parir tus encantos si hace falta
Puedo jugar a Dios con todo lo que alumbres.

No había amado antes ni siquiera el soplo de vida
donde tu calientas mis piernas y me evaporas;
juro que para ser Dios no he jugado a ser eterno
apenas alcanzo un poco de distancia de tus cuchillos.
Si tienes que matarme y si hay traición
puedes ponerle saliva a cada surco que la piel no miente;
he visto como siembras detrás de la espina de un rosal
algunas de esas libélulas que tanto me han dado en agonía
que tanto sea podrirse como la columna de una hoja
seca en la página final donde tú, has quemado aquellos días.

Tuve el presentimiento de las ropas hechas ceniza
de tu forma de llorar escondido
porque eras como la espina y terminaste lacerado
porque la bala entro justo en el agujero donde respiras.

Qué puede venir ahora si tu fantasma hace que recorra
cada límite de piel cada palmo violado con desgracia.
No he amado por gusto todo lo que evocas
pudiera quedarme incluso en el canto del cisne
adormecido en la frialdad después de ver el crimen
puedo cerrar tus ojos y que tu cadáver pase
río abajo como los trastos de una casa abandonada
puedo matarte cuantas veces me antoje
y cuando la soledad vierta como un diluvio toda mi tristeza.
Pero he visto el reflejo de la luz sobre tus párpados
a tiempo de que tus ropas ardan y tu corazón se vea
un punto muy gris al fondo del acantilado;

ayer era un niño que aún temía al hueco de una palma
que se elevaba como un ángel sobre la hierba.
Ayer supe que tus huesos como la sal
se vuelven profundos blancos de un fondo,
de un asiento de parque donde los borrachos dejan
confundidos
iniciales y adioses.

No he amado tanto como dije
Solo una porción de tu cinismo me conmueve.


Saldré por la puerta del fondo cuando nadie vea
tus pies bajo la sábana que también corren río abajo

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