Beber de los versos de Whitman era repasar la fuente de los libros más proféticos y antiguos, y arribar a una libertad como individuo que nunca antes había experimentado. Se abrieron mis sentidos a esa libertad y a cantarme a mí mísmo con entereza y también desde lo primitivo del ser que descubre las grandes vocaciones que la naturaleza nos concede. Juro que deje de sentirme un peregrino sin estancia y sin identidad, me convertí desde ese momento, en un ser identificado con todo lo que me rodeaba, con los pies sobre la conciencia de ser y estar en un tiempo muy difícil pero único, arraigado y admirador de belleza, incluso donde antes ví con desgano tanta miseria humana. Creo que el grueso, la sustancia de los versos del poeta lo lograron, nunca pude entender si esa felicidad que el poeta provocó era demasiado temporal contra la realidad por donde transitaba, lo cierto que he vuelto una y otra vez al vicio de leerlo y siempre me emociona, me da ese espíritu de rebeldía que impide que envejezca y alas en el corazón para soñar sobre las alturas.
Su potente voz que se apoya en un canto moderno que jamás pasará de moda, con la fuerza de darnos filosofía de la existencia humana a través de un lenguaje que no sólo mantiene todo el tiempo el tono profético sino la forma perfecta de alumbrarnos en la relación hombre-entorno-naturaleza humana. Escogió la Biblia como retroalimentación de un espíritu que no esconde estas influencias, que a veces se adueña como tocado por la mano de Dios de esa originalidad que sólo se encuentran en las santas escrituras, pero sin ser repetitivo como un santurrón, más bien armoniza entre lo que fluye de su conciencia y lo que encierra para él decir su verdad y sólo la verdad que siendo nuestra desde la lectura nos haría reflexionar porque: Ninguno de mis amigos descansa en mi silla;No tengo cátedra, ni templo, ni filosofía; no llevo a ningún hombre a la mesa, a la biblioteca o a la bolsa; pero a cada hombre y cada mujer de ustedes los llevo a una cumbre.
Juan Carlos Recio, NY, Diciembre 23 del 2009.
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Canto a mí mismo. (Fragmento)
30.
Todas las verdades aguardan en todas las cosas.
No apresuran su propia entrega ni se resisten a ella;
No necesitan el fórceps del obstetra;
Lo insignificante es tan grande para mí como cualquier cosa
(¿Qué es menos o más que un roce?).
La lógica y los sermones nunca convencen;
La humedad de la noche penetra más hondo en mi alma.
Solo lo que se revela a cada hombre y a cada mujer es tal;
Solo lo que nadie niega es tal.
Un minuto y una gota de mí sosiegan mi cerebro;
Creo que los empapados terrones se tornarán amantes y lámparas,
Y un compendio de compendios es la carne de un hombre o una mujer,
Y una cima y una flor es el sentimiento que se tiene uno al otro,
Y deben expandirse ilimitadamente desde esa lección hasta que se vuelva
[omnicreadora,
Y hasta que cada uno nos deleite y nosotros a ellos.
Poetas que vendrán
¡Poetas que vendrán! ¡Oradores, cantantes, músicos que vendrán!
No es el presente para justificarme y responder por qué vivo;
Pero ustedes, una generación, nativos, atléticos, continentales,
[más grandes que lo conocido antes,
¡Levántense! ¡Levántense!-porque ustedes deben justificarme- ustedes
[deben responder.
Yo apenas adelanto un momento, solo para girar y retornar pronto a la
Aguardando de ustedes las cosas principales.
Soy el que se duele de amor
Yo soy aquel que se duele de apasionado amor;
¿No gravita la tierra? ¿No atrae toda materia, con dolor, a toda la materia?
De igual modo el cuerpo mío a todo lo que hallo o conozco.
Como Adán, temprano en la mañana
Como Adán, temprano en la mañana,
Al salir del jardín, descansado de dormir;
Contémplame al pasar –oye mi voz- acércate,
Tócame –desliza la palma de tu mano por mi Cuerpo mientras paso;
No temas a mi cuerpo.
Que soy después de todo
¿ Qué soy después de todo, sino un niño deleitado con el sonido de mi
A ti, tu nombre también;
¿Pensabas que no había nada más que dos o tres articulaciones en los
Cuando escuché al astrónomo erudito;
Cuando las pruebas, las cifras, fueron puestas en columnas frente a mí;
Cuando me mostraron los cuadros, los diagramas, para sumar, dividir,
Hasta levantándome, me escurrí afuera y vagué solo,
En el místico aire húmedo de la noche, y de vez en cuando,
Miraba en absoluto silencio a las estrellas en lo alto.
Vuelve, oh libertad
Vuelve, oh libertad, porque la guerra ha acabado
(De ahí y en adelante expandiéndote, sin dudar más, resuelta, recorriendo
De los cantores que entonaron las acabadas glorias del pasado
De los cantos del mundo feudal –los triunfos de los reyes, la esclavitud,
Pero lo que queda, queda para tus cantores –las guerras por venir son
Adonde el futuro, más grande que todo el pasado,
Ininterrumpidamente, seguro, se prepara para ti.
Una medianoche clara
Esta es tu hora, oh alma, tu libre vuelo a lo inexplicable,
Lejos de libros, lejos del arte, el día desvanecido, la lección concluida,
Emerges tú completa, silenciosa, contemplando, ponderando los temas
El sollozo de las campanas
(Medianoche, 19 al 20 de septiembre de 1980)
El sollozo de las campanas, las súbitas noticias de muerte por doquier,
El despertar de los durmientes, el encuentro de la gente
(muy bien conocen ese mensaje en la oscuridad,
Muy bien devuelven, responden en sus pechos, sus mentes, las tristes
Walt Whitman (1819-1892) Poeta estadounidense que rompe con los esquemas tradicionales, valiéndose de un lenguaje innovador y desbordado que da rienda suelta a las sensaciones, a partir de un fuerte sentimiento de individualidad integrado a la naturaleza y una versificación libre en estrecha correspondencia con el significado o emoción de su poesía. Hojas de hierba constituye la obra de toda la vida de Whitman, quien aumentó y modificó este texto a través de los años, como lo evidencian sus múltiples ediciones. Esta selección es fruto de un acucioso trabajo del poeta y traductor cubano Manuel García Verdecia.
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http://www.literaturaecuatoriana.info/whitman.html
http://www.scribd.com/doc/7207141/Walt-Whitman-Hojas-de-Hierbas
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