La sabiduría tiene que ser coherente con la esencia del intelecto que caracteriza a la persona, de modo que no anden separadas, no puede ser que al sabio escritor le falte talento _ y si ocurre _se puede decir que solo ha echado oscuridad sobre una página que debió quedarse en blanco. Así como abundan los escritores _y escritores _sin muchas alegorías que sustenten su universo, y escasean _los lectores con talento_, cuando uno encuentra sabiduría y hondura, en un escritor aún joven que convierte como un hechizo la página en blanco y su lírica nos conmueve, de inmediato _y no por casualidad_, nos metemos en la piel del cultor, en su más íntimo universo; y aún cuando ese universo fluya desde lo místico. Muchas veces lo divino de ese misterio se convierte en estética del contenido, y se nos presenta desde la desolación y también desde el espectador que participa como un personaje, identificado con la puesta en escena. Estas son las valoraciones que como lector asumo sobre la obra teatral: DEL NORTE Y DEL SUR, de Pedro LLanes, alguien por demás sencillo, tierno como un adolescente y excepcional ser humano que nunca se mueve incoherente para buena cobija de quienes desde las primeras lecturas lo hemos seguido. Este hombre de campo es alto en inteligencia y conservador de la mejor ética. Es un artista con profundidad, que ha entrado con desvelo y sed en culturas universales y bibliotecas -no por esnobismo-, y adheridas como pulso a su memoria. Sus libros apuntalan la lejanía con lo ordinario, algunos muy pocos y desconocidos, lo han considerado por ello un hombre raro. Por suerte, Pedro nunca necesita explicarlo, sus versos así lo identifican: la nulidad de mí es la doble existencia sin espacio/ y también: He reconocido turbios y de cara al vacío / crateras, cenefas, táleas traslúcidas, /mariposas, pesebres recubiertos de alfalfa, /y esa visión no pudo menos que enceguecerme/ como las personas que van a morir.
El fragmento que hoy les propongo es el de una obra de teatro que acabo de leer satisfecho, lleno aún por esa costumbre que tiene de tocarnos en el corazón, desde sus múltiples formas que nunca caen en temporalidades, ni modas, y para que aprendamos a vestirnos con sus trajes lúcidos que sólo pueden verse en finísimos espejos.
El fragmento que hoy les propongo es el de una obra de teatro que acabo de leer satisfecho, lleno aún por esa costumbre que tiene de tocarnos en el corazón, desde sus múltiples formas que nunca caen en temporalidades, ni modas, y para que aprendamos a vestirnos con sus trajes lúcidos que sólo pueden verse en finísimos espejos.
Juan Carlos Recio/ NY/ Octubre 15 del 2009.
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DEL NORTE Y DEL SUR.
DEL NORTE Y DEL SUR.
ACTO QUINTO
La luz da contra una mampara en barrera junto a la que hay aperos de pesca y cordaje. Decoraciones que representan el muelle. La mujer muerta pintarrajeada de azul se levanta. Preferiblemente vestida de cendal. En el centro de la mampara una pequeña puerta. Órgano, música líquida, melancólica.
Mujer muerta. He muerto pero vago por el
muelle y tengo, a veces, la esperanza de vivir.
El aire con sabor a sal me recuerda a mi niño,
él no está conmigo y yo salgo a deambular y lo
llevo en mi pecho como la pesadilla. (El órgano
cesa y vuelve a entrar.) Las muertas lloran a
sus hijos. Ahora me muevo en la inexistencia y
tiemblo y tengo, a veces, la esperanza de vivir.
(Se oyen descargas de fusilería.) Las mujeres de
los marineros esperan durante toda la vida. Era
muy joven y mi esposo y yo nos queríamos. El
vacío caía sobre el traspatio de nuestra casa.
Una tarde él se marchó. Iba en un barco rojizo
de velamen de fuego. Luego vinieron las tablas,
la ola trajo los cadáveres. Tuve a mi niño. (arru-
lla algo imaginario en los brazos.) Rollizo, un en-
canto. Yo era hermosa y mi pequeñín crecía. El
hambre es como la peste, mira y te prostituías.
El niño y el hambre. Me mezclé con otras historias,
con otros marineros. Aquella mañana me tiraron
por las escaleras al hall. Me hundían las bayonetas
en el hombro. Cuando el reloj tocaba la una llegó la
hora de que muriera. (Las luces bajan. La mujer se
hecha en el centro de la escena, coreográfica.) He
muerto pero vago por el muelle y tengo, a veces,
la esperanza de vivir.
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Tomado del libro de Teatro Del Norte y del Sur. Premio Literario Fundación de la Ciudad de Santa Clara 2008. Capiro. Pedro Llanes(1962).
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Tomado del libro de Teatro Del Norte y del Sur. Premio Literario Fundación de la Ciudad de Santa Clara 2008. Capiro. Pedro Llanes(1962).
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Pedro Llanes es un poeta profundo y alquien sencillo y es bueno siempre ver cosas de él, uno de los escritores del centro de Cuba, con madera de la mejor cálidad.
ResponderEliminarLaura.