martes, 25 de octubre de 2011

LA INNOMBRABLE.


Dime por qué tu corazón como una selva diminuta

espera bajo tierra los imposibles pájaros,

esa canción total que por encima de los ojos

hacen los sueños cuando pasan sin ruido.

                              Vicente Aleixandre.



Es como si te vistieras
en esas canciones pasadas
de la moda que no escoge
inventar un precipicio.
Son los amores cursis
los que nunca se cansan
de llenar al menos al revés
algunos instintos ya vacíos.



No te abochornes cuando miren
tu boca pintada

y todos muerdan con encanto

esa sonrisa a medias

de la muchacha que dejaron

sin otro cortejo que unas hojas

recién cortadas

en un paisaje a las afueras de su mapa;

pueblo sorprendido:

a cosechar las flores marchitas

que de saberlo

harían de la belleza más inmediata

el día después de llegar al paraíso.

De todas las lilas
eres lo que si uno observa bien

produce por demarcación

una suerte de colores

ambiguos y naturales

sacados desde la sangre

como canciones que han vuelto

vestidas por ese rostro tuyo

izado en lo justo y lo perenne,

para que,  si existe Penélope,

todos puedan extender

los andenes y los bancos


y todas las locomotoras digan
mientras silban la magia

que atraviesa el polvo

de un paisaje que lleva desde su rostro

esa sencillez profunda de vivir en tu abandono.

La gente dice cosas terribles todo el tiempo
ellos mismos ni siquiera recordarían

alguna letra memorable
que pudiera rescatarlos
de ese otro polvo en un andén
donde los únicos trenes que puedan esperarse
han pasado cabizbajos de no tener
una simple muchacha con una sonrisa ajena.

Ya vez, no soy aquel soldado
que dejó en tus entrañas olor a pólvora
más, habré creado una forma
de vivir un día después contigo en ese paraíso.
Juan C Recio
NY/ 24 de Octubre del 2011.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Magnifico poema, maravilloso! Me toca muy de cerca. Felicitaciones Juan.

Anónimo dijo...

todos estos poemas son esenciales, bello, poeta.
Carmen