martes, 1 de marzo de 2011

Para entrar ligeros a la Nada





Lectura del poemario Poda, ganador del Premio Calendario del 2011,
de Sergio García Zamora.

Por Arístides Vega Chapú



Poda a todo lo que lastra e impide el disfrute de lo que puede convertir en trascendental una vida. A lo que no es necesario, imprescindible, banal. Poda para vaciarnos el cuerpo/ para entrar ligeros a la Nada, es la propuesta de este nuevo poemario publicado por la Editorial Abril, 2011, de Sergio García Zamora (Esperanza, 1995), que parece haber observado el cosmos, donde él ocupa un papel protagónico, con mucho más tiempo del que pudo haberle ofrecido sus escasos veinticinco años.
Muestrario intenso que expone todo cuanto queda cuando se reconoce y obvia lo intrascendental.
Ganador del Premio Calendario del 2010, Poda, es el poemario más interesante y atractivo de cuantos he leído hasta hoy de la ya amplia producción de la generación poética a la que pertenece su autor. Absolutizo y asumo el riesgo.
Con un cuerpo de obra que ya reúne cuatro poemarios, Sergio García Zamora deja de ser una voz poética atendible y prometedora para ocupar un sitio imprescindible en la lírica contemporánea de una Isla que ya suma una larga lista de nombres imborrables.
Antecedido por los títulos Autorretrato con abejas, Sed de Belleza, 2003; Tiempo de siega, Ediciones Ávila, 2009 y El afilador de tijeras, Sed de Belleza, 2010, Poda, esta última entrega, sentencia y legitimiza verdades pronunciadas por toda una serie de personajes que su autor encontró en ese vasto territorio que alcanzó en su poesía.
Lejana a reconocibles escuelas, asumiendo cuanto creyó necesario para validar su discurso, distanciado de modas y frivolidades, de anécdotas intrascendentales, desde un saber académico y una cultivada cultura Sergio García Zamora expone solo lo significativo, sin artificios formales ni ningún otro alarde para intentar asombrarnos, a través de personajes que hablan sus verdades con autenticidad como si lo hiciesen en voz de Dios.
La madre, con la belleza de una mujer triste o fragilidad aparente, el padre, experto matarife que propició las lecciones más difíciles, la muchacha, con la que nombra el amor, el abuelo del que se hereda lo más apreciado, los primos de la ciudad, junto a otros protagonistas históricos y literarios dispuestos a vivir la compleja experiencia de los hombres comunes.
Una geografía imaginaria que ocupa una zona no posible de marcar en mapa alguno, que nombra el patio de la casa de pueblo, Kewkenof, Versalles, Babilonia, Matanzas, Santa Clara y muchos otros con igual jerarquía. Pues son estos los sitios reinventados para seducir a sus habitantes a revelar sus verdades, con la intensidad y el dolor verdadero que trae implícito la belleza descubierta tras la poda de todo lo innecesario.
Verdades y súplicas, el deseo de los que no temieron al diálogo consigo mismo, se expresan en rotundas lecciones filosóficas, que desde la lírica, expone conceptos tan difíciles como la libertad y la belleza, la vida y la muerte, el paisaje y el hombre, el hombre y los animales, los vivos y los muertos cuyos cadáveres arrastran lejos de sus casas.
Con un tono sosegado, en un rumor bíblico cuenta Sergio García Zamora cuanta experiencia
produjo la renuncia para equilibrar, con sus propias manos, el peso de lo trascendental.
Ventajas de la poda, una primera sección que propicia veintiséis maneras de renuncia, para dar paso a una segunda sección La vida simple, que expone veintiocho maneras del Hombre para dialogar consigo mismo, más allá de arraigos, poses, sentimientos intrascendentales.
Poemas en que el amor, la reflexión profunda y serena, desde una madurez poco común a la edad del autor, nos deja la impresión de quedar a solas en un paisaje infinito e idílico en que innumerables personajes, objetos, experiencias, diálogos, reconstrucción minuciosa de sucesos, nos dejan la sensación de que se nos ha adelantado ese futuro, que de algún modo y de formas diversas todos construimos a manera de deseo.
Rumor y majestad, logré decirme, es Poda un poemario imprescindible y digno de no dejarse de leer. Un libro, que como los que prefiero cuentan historias que se hilvanan para construir una gran historia. Un poemario que valora el perfecto sonido, el exacto significado de las palabras. Colocadas con la meticulosidad y la paciencia, que exige la reflexión más aguda.
Se sumarán lectores a esta lección de eticidad y buen vivir, de observación del mundo real y complejo, donde sueños, angustias, carencias, asombros y ganancias marcan ese destino al que la poesía conduce.

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En las fotos arriba, los poetas Arístides Vega y Sergio García Zamora, en la tertulia del café literario: La hora de la verdad.
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Autor Sergio García Zamora ( Esperanza, 1986) Estudiante de Letras. Obtuvo los Premios Poesía de Primavera, 2009 y Mangle Rojo, 2009. Ha publicado los libros: Autorretrato sin abejas(Ediciones Sed de belleza, 2003); Tiempo de siega(Ediciones Ávila, 2010) y El Afilador de tijeras (Ediciones Sed de belleza, 2010). Poemas suyos aparecen en revistas de Honduras, Puerto Rico y Cuba.
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1 comentario:

salva33125 dijo...

Vega Chapú sabe como armar y más desarmar un poemario, entregar ...ghracias a uno, felicidades a otro que anotare en lecturas pendiente