viernes, 14 de mayo de 2010

Sobre las Meditaciones de Arístides Valdés Guillermo.


Entrar en ese territorio donde se inspiran los versos, las rimas de Arístides Valdés Guillermo, no fue más difícil que mudar animales al borde de un barranco, como me obligaba mi padre por una de esas tareas de campo que fueron parte temprana de mi infancia. Y lo que diferencia aquella tarea de disciplina y formación de carácter, obligatorio, con esta entrada _por ojo de buen lector_, lo puede divinizar la lectura de las décimas del poeta, proviene más que de su perfección y oficio, de esa suerte de armonía con la que provoca el no dejarnos indiferentes ante su escritura.

Como el poeta Alpidio Alonso, a propósito del reconocimiento en la décima (nos indica la critica y la voz populi), en Valdés Guillermo ocurre el mismo paralelo cuando se les compara: desde la calidad con la que producen su obras, hasta ese hilo de comunicación y de sonoridad por la que ambos influyen en los lectores. Hay muchos decimistas, como eventos, peñas y libros en Cuba, siempre ha sido una constante casi carnavalesca en cifras; excepciones también entran en ese territorio donde aún algunos se atreven con nuevos estilos; aciertos pocos, desaciertos más. Pero al igual que en los campos de arroz cuando una espiga queda intacta después del corte, es casi un aviso de preserverancia y fuerza emotiva, _que en ese campo no metafórico es contra la intemperie_,y dentro de la página es al paso del tiempo, una especie de milagro recurrente de Valdés Guillermo, que por suerte para quienes encuentran sus libros, te garantiza siempre disfrutar de la buena lectura y provee conocimiento en cómo cosechar dentro del género, sin dejar de ser sencillo desde el lenguaje, y profundo por la forma que provoca el ánimo de embellecer lo que se dice, (como el poeta en sus meditaciones), sin voz que llegue a cansarnos: ¿Qué haré yo con las palabras/ que un día irán, conmovidas,/ a yacer, como aturdidas,/ en el libro que tú abras?


Leer el libro Meditaciones del náufrago, es llegar a salvo a una estética sin falsas promesas y entrar en esas aguas que el poeta propone, sin repetirse dentro de este tema universal; logrado, como expresara con mucho acierto el jurado del Premio de la Ciudad de Santa Clara en el 2006 “su ruptura con el molde espineliano le aporta un aire de novedad dentro de la tradición de la décima cubana, pero siempre con un fino respeto a esa tradición. Es un excelente y noble libro de décimas muy bien elaboradas, que destaca por sus notables matices y calidad expresiva evidente”

Tenga ante los remos de Arístides, listo el sentimiento, porque él viene de esa experiencia de naufragio que parece provocar las meditaciones en una isla rodeado por Los laberintos circulares: ¿Quién presume la esperanza/ que salmodiando reflejos,/ suele insinuarse a lo lejos/ con su enigma? Sin bonanza,/ uno, que apenas alcanza/ para gritar tanta pena,/ mansamente se condena,/ como el sol, al ostracismo,/ aunque abra inmenso el abismo/ su estridor bajo la arena.


Juan Carlos Recio
NY/ Mayo del 2010.
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Martirio de las palabras y el poeta

¿Qué haré yo con las palabras
que un día irán, conmovidas,
a yacer, como aturdidas,
en el libro que tu abras?

Oh, muerte andante, que labras
inexorable tu osario:
¿cómo será el campanario
que a tu sombra se disputan,
si a su olor ya le tributan
un sufrimiento diario?

Aunque con paso silente
caminas, ebria la capa,
no ignoras que nadie escapa
de tu abrazo irreverente.

Quizás tu rostro indolente
ya tenga dispuesto un nicho
que, tapiado a tu capricho
cuando el tiempo te interrogue,
detrás de su encierro ahogue
las palabras que aún no he dicho.

Tú, con tu coraje a cuestas,
dudas, resbalas, no asciendes,
y demorándote aprendes
de memoria tus respuestas.

Tú, que ataviada le restas
un aullido a la zozobra,
sabes que la luz que cobra
cada verso, cuando existe,
solo será con la triste
lamparita de tu obra.

Alguna vez, con tu aliento
rozando el grito de un hombro,
te harán dueña de su asombro
las palabras que sustento.

Aguarda tú ese lamento
con que el aire te convida,
que yo, muriendo la vida
de la voz que en mí se hospeda,
distanciaré, mientras pueda,
su fervor de tu mordida.

Insurreción en ciernes del bufón


Traza el bufón su pirueta
siempre triste, y en la corte
hacen burlas de su porte,
de su edad, de su silueta.

Pero él aguarda: interpreta
su función, el cuerpo enarca…

Ya se afirma en la comarca
que un día, puesto a su alcance,
tal vez el bufón se lance
contra el trono del monarca.


Una señora que dice ser la historia hace
una reverencia y se confiesa



Yo fui la luz, fui la guerra
del hombre, fui quemadura
y escuché la mordedura
del llanto sobre la tierra.

Sé que una herida no cierra
si su muerte no se gana

fui muchas veces campana
que a la lucha convoqué
y os confieso que hoy no sé
qué cosa seré mañana.

Doce apuntes de un náufrago
al inicio del milenio (fragmentos)



I

Yo, buscador de la puerta
que anunciaba el paraíso,
levanto a veces del piso
mi estatura casi muerta.

Naufrago.

Me desconcierta
la luz que danza en la sombra.

Llego al índice que asombra
la eternidad con su paso
e imagino que el ocaso,
ya inexorable, me nombra.

V




Vivo el afán.


No hay descanso.

Hecho de lágrimas vengo
y en la casa que no tengo
hallo, a veces un remanso.

Cierro los ojos: me canso
de ver montañas vacías.

Medran sierpes y herejías
junto al verbo que nos hizo
y el sol, sin pedir permiso,
nos embriaga de utopías.

VIII



Huyo al fin de la ciudad,
de su balcón, de su puerto.

Ya se perdió en el desierto
el niño que fui.

Mi edad
se cuelga la soledad,
como una argolla, en su oreja.

Mutila un gesto la queja
de algún leño crepitante
y, aún con la cumbre distante,
la vida se nos aleja.
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Poemas tomados del libro Meditaciones del náufrago,


de la Ciudad de Santa Clara 2006, jurado:
Virgilio López Lemus, Yamil Díaz Gómez, Edelmis Anoceto Vega.
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Para leer más sobre este autor pulse aquí:
http://polvorasdealerta.blogspot.com/

http://verbiclara.nireblog.com/post/2008/07/02/aristides-valdes-guillermo-medico-y-poeta

http://www.artepoetica.net/Aristides_Valdes.htm

http://plomespoetiques.iespana.es/mencion2008a.htm

http://www.cenit.cult.cu/sites/ladecima/origenes5.htm

http://www.cenit.cult.cu/sites/cpll/autores.php?id=176
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2 comentarios:

  1. Arístides Vega Chapú17 de mayo de 2010, 15:20

    Estimado Juan Carlos: Me leí con mucha atención tus coemntarios sobre Arístides Valdés y su libro de décimas del Premio de la Ciudad. Seguro sabes que él está en Venezuela, hace años, no sé si mantienes vínculo con él, pues nosotros nunca hemos sido amigos cercanos, ya que hemos coincidido muy poco, pues su aparición coincidió con mi ida para Matanzas y cuando regresé a Santa Clara él ya estaba en Corralillo, con su familia, pero lo he leido y lo considero muy buen decimista.( por e-mail)

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  2. Bellas estás décimas, no conocía al autor, ahora me parece de toda la vida.
    E.

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