Pero en la poesía, lo que queda, porque nos marca más allá del coqueteo con el sentimiento, es otro reflejo mayor, que no se detiene en lo temporal, ni en la agonía de padecer una espera, ni en la victoria de ir nombrando las derrotas por asumir las cosas que nos han tocado vivir; y también con dificultad, que no es precisamente solo apariencia. Claro, se encuentran versos y poemas que de pronto nos divinizan, y la alusión temporal de lo que uno vive en ese instante, y que perdura cuando releemos, fluye y se compara con los temas que aborda el autor, cuando él lanza antes que tú, un disparo de claridad que no se queda en la acción simple del disparo, que es además, la herida, el asunto, el motivo y lo que abarca en términos estéticos, y que luego de visualizado, permanece en esa zona donde uno recoge todo aquello que forma la memoria o, para ser más explícito, tu librería cerebral.
Luego, dejamos de ser lectores y tomamos estas maravillosas formas de comunicar, como si fueran nuestras: una parte que se incorpora y se coloca en las postales que te son imprescindibles, en el álbum que no queda en el gas de la metáfora, es más autentica, tiene el perfil de las cosas que amamos, por ser perfectas, buenas, repetibles y sobre todo, no constituye un plagio apropiártelas, sino una forma elegante y sensible de decirle al autor, cuanto le reconoces y respetas. También son formas que tienden a la parábola, como si sus ideas fueran Proverbios de las experiencias gratas o desagradables, sabiduría como el Eclesiastés, y pasión como el Cantar de los cantares. En Las derrotas, uno encuentra una perspectiva más abierta a reescribir o replantear lo que ha sido nuestra vida, sin esquemas de conceptualización como lo hace el referente bíblico antes citado, no sólo en términos de lo que logra trasmitir su poética, también porque el poeta nos hace parte de esas derrotas, las que siempre trascienden al recuento inmediato, al día, (en blanco y negro), como un espejo donde mirarnos: de victimas o de victimarios, no importa en que lado te encuentres, eso no te excluye de padecer.
Alberto Rodríguez Tosca, hace mucho se ha incorporado a esa catarsis generacional, y tiene sus títulos muy bien colocados en nuestra biblioteca, sus libros si lo hemos obtenido, no están en la función del adorno, tienen esa cercanía, adonde recurrir, como nos pasa con la voz de Elena Burke o la de Omara, sin esa peculiaridad no podemos apropiarnos con todo el contenido, sin esa voz, no tendría sentido lo que se dice, o al menos solo la mitad.
Las derrotas es el último libro que incorporé de Alberto Rodríguez Tosca, antes solo contaba con Todas las jaurías del rey y aún sé me faltan otros libros de poesía del autor. Pero hay en la primera página de este libro de Ediciones Unión, 2008, una carta, especie de prólogo de Rafael Alcides, que aborda con exactitud la poética de Tosca y nos ayuda mucho este ejercicio de descubrimiento, es por ello un libro más completo. Cito textual un párrafo de lo escrito por Rafael Alcides:
Aquí, en este catálogo de las breves semanas del hombre, en este poemario de fulgurantes imágenes, están todas las culpas, todas las dudas, todos los miedos, todas las melancolía, todo el infierno, en fin, está el hombre secreto que va con cada hombre en nuestro gran barco, ese hombre a veces cortés, servicial, siempre esperanzado pero, también, siempre temiendo, siempre extraviado. Estos versos llegan con un lenguaje renovador a traer algo nuevo a la Poesía, a abrirle nuevos caminos, a dotarla del salvaje y a la vez sagrado viento de cuaresma que inexcusablemente, por dondequiera que ella pase, ha de dejar sonando, batiendo, llevándose, cuando menos, los sombreros.
Juan C Recio.
NY/ Marzo 2 del 2010
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Derrota:
(Del latín Dirupta, T.F. de Diruptus, roto.)
Fracaso, frustración, pérdida, desgracia, revés//
Vencimiento de tropas enemigas
Por lo común en fuga desordenada//.
Mar: Rumbo o dirección de una nave//
Levantamiento de la prohibición
para que el ganado paste en un coto.
Diccionarios
Reconozco hoy que he fracasado;
Sólo me pasmo a veces,
de no haber previsto que fracasaría.
¿Qué había en mí que pronosticase un triunfo?
Yo no tenía la fuerza ciega de los vencedores
o la visión certera de los locos.
Fernando Pessoa.
Lo sabemos
-he aquí, por fin, nuestra victoria rencorosa-
es hondo y lo sabemos:
con cal y mugre y lágrima y suspiro…
Héctor Rojas Herazo
(citas tomadas del libro Las Derrotas)
AQUí COMIENZA LA ENUMERACIÓN
DE MIS DERROTAS
en fila india como bestias
marcadas con broquetas de azufre a la vista de una
horda de ángeles. Les tapo
los oídos para que no se distraigan con la euforia
de los triunfadores. Las beso
en la boca para que se distraigan con mi beso
mientras pasa la quinta columna
de los hombres felices. Este lunes,
mis derrotas y yo nos pusimos de acuerdo
para mirarnos a los ojos.
Ya nos estamos viendo, rozando con los dedos,
casi amándonos a la sombra
indiferente de un cielo en llamas: amigos idos,
cuerpos enfermos, espíritus
en ruina, vinos baratos, endiablados alcoholes;
heridas en la cara, lenguas
traidoras, mujeres en fuga, puertas clausuradas;
plegarias, miedos, hambres,
hembras, hombres; cansancios, fiebres, filias,
fobias; héroes, mártires,
extravíos de fe; hojas en blanco, naves a la deriva,
falsos poemas, entierros, destierros,
nombres propios, recónditos adioses, una isla,
mis 38 años, todas las tumbas:
mi madre en una de ellas, y el polvo, polvo, mucho
polvo cayendo sobre la realidad
como chispas de agua sin consagrar en un bautizo
embrujado. Ya fueron
despedidas todas las plañideras. No habrá lamentos
pero habrá un gemido.
Un solitario gemido de papel a la luz de dos lunas.
La mía, y la vieja luna
del mundo sobre cuyas laderas se acuestan
con la muerte todos
los derrotados.
Buenos días, siglo.
Por fín nos encontramos.
Ojalá no hayamos llegado tarde a la cita.
LUNES
los muertos y la luna
al milagro de nacer suma el milagro de vivir
al milagro de vivir suma el milagro de seguir
viviendo no preguntes por qué no preguntes
conserva tu ignorancia sobre la seducción
de los escarabajos nocturnos ladea el rostro
y esquiva la estocada de esos arqueólogos
del conocimiento compra un ramo un ramo de espinas
y sale a repartirlo cada peatón espera con ansia
su pequeña mordedura de plata no preguntes
por qué no preguntes simplemente camina y
al filo de la noche acércate a una vidriera
contempla fijamente tu rostro como si fuera
de otro (en realidad no es tuyo) eso otro sabrá
explicar lo que sucede después lava tus manos
en todas las pilas bautismales sécalas con el viento
y con la punta de un alfiler invisible pídele a cada
dedo una gota de sangre (diez gotas de sangre
para colorear las pupilas del anciano que te guiará
con su noble ceguera hasta el mejor destino) confía
en el ojo pero no en la mirada no mires hacia delante
no mires hacia atrás no mires camina simplemente
camina y ruega porque ningún desprevenido
reproduzca el juego (es peligroso jugar cuando
se borraron las reglas de antemano) no preguntes
por qué no preguntes por qué no preguntes lo que
sólo los muertos y la luna podrían responder.
MARTES
naufragios
no haber podido pronunciar más de tres veces
el nombre de esa mujer sin que descendiera
de una nube su implacable dedo índice para
culparme de su odiosa levedad temer a la multitud
y a las alturas dormir hasta las once y despertarme
con la nefasta sensación de haber perdido las uñas
de las manos y el tiempo rodar como una roca por
mis propias palabras y estrellarme contra un muro
de gente hablar más de la cuenta y de lo que heredé
(no heredé ningún don salvo el de una escritura
que huye) tocar la puerta equivocada siempre abrir
la puerta siempre a la hora equivocada soñar
todas las noches el mismo sueño con los mismos
monstruos (monstruos de la vida real espantajos
refugiados en mí desde que me enamoré del olor
de la sangre y aprendí a respirar sin tus pulmones)
no haber crecido al ritmo de mi edad cuando mi edad
crecía al ritmo de un meteorito perseguido por una
mariposa insistir en inventarios de lo que nunca
tuve o fui regresar cada mañana a la misma solitaria
estación a ver pasar el tren (decirme adiós) y luego
volver a casa acostarme en el suelo con una botella
de vino entre las piernas y aguardar el rostro del
desconocido en la ventana para señalarme en el reloj
de arena los desmanes del día y la hora de morir.
MIÉRCOLES
se puede no se puede
con los traidores sí se puede sólo
hay que darles tiempo para que ordenen
el crimen con los charlatanes no se puede
con los charlatanes sí se puede sólo hay
que darles agua para que escupan
su baba con los asesinos no se puede con
los asesinos sí se puede sólo hay que
darles la noche para que asesten el golpe
con los falsos profetas no se puede con los
falsos profetas sí se puede sólo hay
que darles la mano para que hieran el ojo
con los amores imposibles no se puede
con los amores imposibles sí se puede
sólo hay que darles un mapa para que
entierren la agua cuídate de los traidores
de los charlatanes de los asesinos de los
falsos profetas y de los amores imposibles pero
cuídate más de tu cuidado pues la prudencia
es torpe cuando juega a ser déspota y en su
desapacible tiranía prohíbe toda misericordia
para los amores imposibles los falsos profetas
los asesinos los charlatanes los traidores y otras
desdichadas criaturas de la inconmensurable realidad.
JUEVES
¡este jueves se prohíbe
terminantemente cualquier tipo de experimentación!
VIERNES
el beso de la mujer araña
deja que la tarántula entre en tu cama
no la espantes con ese gesto tuyo
de mendicante y mandarín deja que avance
hasta tu cuello y bese tu pobre boca
resentida por los estragos de un beso
anterior no eches a perder ese momento
de unción sublime entre la tarántula y tú
mantén la calma la compostura el miedo
y todo lo que sirva para que avances
la tarántula no duele su mordida no quedan
huellas queda un débil recuerdo que olvidarás
mañana es la tarántula la señora de los más
tristes de los más solos tú eres el elegido
deberías dar gracias por esta noche
de beatitud ajena no es tuya es cierto pero
qué importa es la tarántula la reina de los más
cuerdos de los más locos la misionera
de los asustados corazones que no saben
latir para ahogar la violencia de los ásperos
adioses recíbela permite que se acerque
y a la hora del beso cierra los ojos no hables
no preguntes qué entrará en tus venas es
la tarántula la reina de los reyes que no
saben qué hacer con su dolor y su corona.
SÁBADO
la única esperanza es el próximo trago
(a la manera de malcolm lowry)
no el libro no el hombre no el crítico
la única esperanza es tu cuerpo alado
cayendo sobre el mío como un pájaro
decapitado en pleno vuelo la única
esperanza es otra vez tu cuerpo y otra vez
la esperanza de reanimar la condición
primera (la inocencia perdida la ignorancia
ultrajada) no es inútil bregar con las
palabras que ponen en peligro los días
de tu vida las vidas de tu día no esta
congoja de tímido agrimensor que surca
el aire mientras escribe un verso no un
verso es la única esperanza no la agónica
resurrección del ave sobre la distraída
ruina de los mitos no el mito de las ruinas
no la llegada a un puerto o la salida
a un campo (no una campana de algodón
doblando a herido es la única esperanza)
no el labio ansioso sino la risa enferma
no el sueño traicionero sino el insomnio
atroz no el beso sino el frío no el llanto
sino el viento no el taller no la oficina sino
el mar sino el bar (no el libro no el hombre
no el crítico) la única la última esperanza es
el próximo trago….y después el otro.
DOMINGO
un golpe de dados jamás abolirá el azar
(a la manera de stéphane mallarmé)
si todo pensamiento admite una jugada de dados
por qué los míos no juegan o se retiran apenas
los dedos enemigos comienzan a tramar su arremetida
tienen miedo mis manos y mi cabeza tiene miedo no
al tiro o al juego sino a los dados esa osada
institución de imperturbables puntos negros (campos
de golf y de batalla) presumen de sus trampas
intimidan al jugador se burlan de las torpezas
de su arrojo y luego se dejan sobornar por la desidia
de la mano resbalan como víboras vestidas
de novia por el sucio tablero conspiran con la noche
y balbucean hurañas oraciones para que el jugador
no juegue (el jugador no juega) y la noche y los
dados y los dedos proclaman la dudosa victoria
con un grito a mitad de la partida si todo
pensamiento admite una jugada por qué
los míos huyen horrorizados de la mesa donde
rumian sus míticos pudores el terror a la página
en blanco la imagen en fuga ¡ah que tú escapes!
El estrépito de un caracol nocturno en un
Rectángulo de agua (la poesía) una conversación
en la penumbra (el poema) el mentiroso
que siempre dice la verdad (el poeta) y un cielo
y un suelo y la luz de una vela y otros viejos
enigmas que sólo en apariencia abolirá el azar.
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Alberto Rodríguez Tosca (La Habana, 1962). Poeta, ensayista y narrador. Ha publicado Todas las jaurías del rey (Premio David de Poesía, 1987), Otros poemas (Premio Nacional de la Crítica, 1992), El viaje (Ediciones Catapulta, Colombia, 2003), Escrito sobre el hielo( La Pobreza Irradiante Editorial Colombia 2006). Sus poemas y cuentos han aparecido en antologías publicadas en Cuba, España, Argentina, México, Colombia, Venezuela, Puerto Rico, Austria, Italia y Estados Unidos. Estudió Dirección de Cine, Radio y Televisión en la Facultad de Medios Audiovisuales del Instituto Superior de Arte (ISA) de La Habana. Llegó a Bogota en 1994 invitado al III Encuentro de Poetas Hispanoamericanos organizado por la revista Ulrika. Desde entonces reside en Colombia. Ha sido escritor y director de programas de radio, profesor universitario y editor general de varias publicaciones colombianas de periodismo cultural (Suburbio Capital, Urbe, Horas, La Sangrada escritura). Actualmente dicta clases en el Departamento de Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá.
Que visión la de Tosca, son versos que están ahí en su punto, que nos dice tanto con tanta economía. Hace años no lo leía y muchos llevo fuera, en este blog encuentro muchas cosas interesantes, muy desprejuiciado al fin alguien se digna a hacer algo diferente, lo felicito.
ResponderEliminarDesde Oslo, le saludo, cubano