viernes, 21 de octubre de 2016

GOLPE EN LA SOMBRA


 


GOLPES DE LUZ


 
Le dije a Alex Fonseca, _uno de esos días que tiene Miami para aplatanar sudores_, acostado en un portal amplio, con una brisa salvadora, (llegada a ratos como balón de oxígeno), que trataba de quedarme sin expectativas en el placer del ocio y ante mi falta de tolerancia al vapor húmedo, pero pecador incontenible, miré la carátula de su libro y el título, y lo abrí.  El resto fue leer uno tras otro los poemas; porque una lectura no tiene la obligación de dar un golpe, uno puedo marcar una página y volver luego, alguna cosa atravesar el cielo y sacarte de esas páginas. Lo cierto que terminé como un conspirador metido en la sombra del autor, que es más, es su esqueleto, el poeta no juega a la perfección sin lucro de estarse jugando alguna decisión de vida o muerte, es la perfección. Tampoco juega a la eminencia cerebral, a un libro cerrado como si esto fuera azar y marasmo, no me percato de su oficio ni asumo vejez en el poeta, y mucho menos cansancio, el hombre que viene de regreso y conversa con ese estilo de ser un muchacho de muchas épocas, -incluso las que están por venir-, logra el placer de una lectura para el pensamiento. Y me contradigo por necesidad de sabiduría, o tal vez porque me deja de emisario dispuesto a entender el golpe de esa sombra: -el libro es cerrado-, un paso de luz en todo el esplendor de logro y acierto, lucidez de lo que se ha vivido, de su forma de respirar, de conversar por los codos.

 No hay desbalances como esos poetas del jugo gástrico, que anteponen hacer tratados de palabras por encima de tocar fondos de temas, al menos cruciales para lo atemporal, o desde la atemporalidad donde lo que se lleva a juicio, no es ser buen o mal poeta, es superior, llevar la poesía sin irse como un inflador de globos a mostrar las maravillas de alguna posesión de retórica, alguna comarca con su bandera territorial y sus asentamientos de nacionalismos muy focalizados al llanto de la belleza. Contrario a sobredimensionar sobre esa fatalidad, tampoco nada oscuro, nada violento nos asecha, su poesía tiene esencialmente el balance de la transparencia y las formas exactas de un trazado a pulso. Es entonces bella, porque no es recurrente en lo simplista, y pasa advertida en un avance hasta el punto final, donde también propone comiences a entenderlo, a buscarte en esa líneas que sin padecimiento, ahora, te pertenecen.


 


 

De alguna manera recordaba aquellas tardes cuando no quería hacer labores del campo obligado por mi padre y me escondía por las arboledas o en el hueco de una palma cana, aquella amiga guardaba muchos de mis secretos, al menos de lo que esperé del futuro (y lo pensaba a media voz), como si conversara con mi sombra. Este libro de Golpe en la sombra, tiene esa magia, y a todo despliegue de propósito el poeta nos lo hace saber, incluso, cada poema puede ser antológico, vale como pieza independiente, y por razones estrictas de la buena escritura, cada pieza encaja en el cuerpo del libro muy coherente, y casi, como un fenómeno raro en los libros de poesía, (a diferencia de muchos de los desconocidos y contemporáneos, llegados desde la Isla de Cuba por correo generoso); Muchos de esos libros que padecen del desenfoque, de darle a la lírica una destrabazón del cielo, sin permiso de salida. Todo el mundo parece anda trepado en un andamio, usa su tribuna-catarsis como un decantar indetenible, con abuso de lo auto marginal, y luego se abre la puerta hacia el lamento, como si todo fuera una caja de pandora, y los versos  de esa "música criolla de solar" padecen desde su sincretismo, un desorden por cúmulo de hojarasca , o casi todo padece el no estar acabado. Otras, se desbarranca el monólogo, ni te deja pausa y respiro, (tiempo de rima interna, armonía, por favor).

  Advierto todo esto y hago segundas lecturas antes de confesarle al autor lo que pienso de su último libro , no hablo de comparar los otros publicados antes, pero de alguna manera, cada cuaderno suyo, -anterior leído-, marca una etapa ya descifrada sobre un paso que cierra y abre por su palabra; pero Golpe en la sombra, no es para mí, el último desde una lógica de números, -y por afinidad de "lecturas"-, es el primero que propongo cuando deseo completar una brújula que nos guie, es decir, cuando buscas en el mapa que lo define, estrictamente de regreso. Me atrevo a proponer, que  no elijas por presunta asociación del título, una batida contra los demonios, ni tampoco un trazado de laberintos donde la lírica quiere fluir desde el sonido de ciertas palabras, mejor piensa en esas bibliotecas donde los libros están perfectamente alineados para que puedas elegir tu lectura, todos esos cuerpos únicos del poeta, necesarios para referirlo, como hago ahora desde su Dialéctica en esta invitación:

 
          Dialéctica


(Desde Mazorra)

Aparecen cabezas juntándose

no son aquellas que agrupaba

el coleccionista con pie de grabado.

Ya el maquillaje no puede trastocar

la piel, ambiente de animales al acecho.

Ambigüedades, la locura y la palidez

de palomas, el silencio, albaceas:

muestrario de frutas, estancia placentera

una madrugada que no se escapa

entre sábanas que flotan en los patios.

Turbas y aluviones recuerdan

asuntos que profesaba la Inquisición.

Las puertas, el origen que se encierra.

Los peces suspicaces han podido escapar.

Ahora es difícil un carro de aguas negras.

Pobre del calesero, una lengua

resistiéndose a la cavidad.

Mas allá del escrutinio, la balanza

la memoria arde, un caballo de fuego

se extingue en la tarde dialéctica.

 

Juan C Recio.
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Otra farsa

Ya no hay caminos para adentrarse:
serán las manos de una justicia aparente
que registren, dispongan de la oscuridad
y sin anunciarse se traguen los rincones.
Una poética se aletarga en crucigramas.
Se dibujan clarividencias, el odio
la sutileza de la carne que confunde.
Anoche los mismos pasos anduvieron.
A qué se debe el rostro intrincado
que respira y trasuda vehemencia ajena.
Los lunes comienzan a asesinar mis ojos.
Difícil ha sido encontrar manos que te palpen.
Hay una ventana, un territorio, musgo
tapias que van hasta el último rincón.
Todavía me perturba este reino de manchas
que se abre y se cierra: otra farsa de la historia.



 

El discurso


Nada trazado sería historia:
ubicuidades de la sombra
se ensartan al brillo del animal
que pierde señales en el bosque.
Nada perfecto, ni los nacimientos
apenas las bondades de los difuntos.
Mi espacio se sumerge en los días
en los sueños ciudades se atrincheran.
Se descongela el mundo, a mansalva
se escuchan náufragos, una sola noticia
ha descubierto pétalos en los ojos.
Por ninguna parte la primavera.
Bestia tras bestia se suman a la montaña.
El discurso pudiera comenzar.


 

Parodias y multitudes


Apenas una conversación
podría iluminar el paso del mulo.
Será recordar góndolas
trópico y zaguanes
ante el odio que se agrupa.
En la oratoria del noctámbulo
sobre la piel apresurada
bosques, oquedades, aves de rapiña
monosílabos que enmudecen.
Cincuenta años de escuchar
parodias y multitudes
madrugadas que no traen
otras manos aplaudiendo.
Aquel mar imaginable
pudiera tragarse jardines detenidos.
Hemos de regresar al sitio
en que mejor sostuvimos la alegría.
Será preciso excavar monumentos:
miedo y silencio y gravedad
en un mármol donde a toda costa
comienza el discurso de los muertos
Mi carne se niega a recordar.
Sólo la caverna nos involucra
abre furnias y disfraces
que se ajustan al apetito de la selva.





Golpe en la sombra


Las mariposas giran
y el inocente no puede rebelarse.
El sol se avergüenza en mi frente:
estoy olvidando la riqueza del lenguaje.
Ah de la vida, un golpe en la sombra.
Por qué la extrañeza, el espía
que recorre el esplendor ajeno.
Hay música, gatos que huyen:
miseria en los sarcófagos abiertos.
La piel, los bolsillos, los aplausos
es palpable la amenaza que te lleva
y te despierta en habitaciones
que apenas tienen un dueño.
Ah de la tarde en que vinieron
barcos, fotógrafos vomitando.
Siento el olor de los caballos.
Los vecinos ensombrecen la tarde.
La misantropía será la ciencia del futuro.
Qué absurdo ruge el unicornio:
animal que aún quiere bostezar
en una ciudad donde las puertas
aprenden la displicencia del derrumbe
y un borracho propugna pentagramas.
Sólo el insomnio fabrica la belleza.


 

 

 
 
 


El mar de Baracoa


Todo bardo almacena rencores
se enerva, transcribe un discurso diferente:
cañaverales que abogan por escaparse.
El asma de Lezama nos persigue
es una lechuza que ronda patología:
siniestridades ajustándose a la memoria
conclusiones en los ojos de los muertos.
Un parlanchín exige tendencias.
Qué razones hay para que el oportuno
arme disecciones, quiera apoderarse.
Todavía llueve sobre la noche.
Las imantaciones, fronteras y jaurías.
Pero llegaremos hasta las provincias:
incandescencia, palmeras del cielo
una bestia muda que agoniza
no ha podido penetrar la noche.
Hay calamidades que nos rondan
en el bautismo se esconden sombras.
Una mano pudiera trastocar la geografía.
El zodíaco trae tormenta de suerte.
Todo bardo se sienta a la mesa
engañoso recurre a la locura de sus días.
Recuerda que el mar de Baracoa
en su noche prístina arroja los desperdicios.



 

La neblina que dialoga


Cuál ha sido el precio
conjeturas de la sombra
y la guerra que no cesa.
Las aves se escapan
a golpear otras ventanas.
En el cuerpo que se fija a la madera
las horas vuelven a derretirse.
De la neblina que dialoga
una bestia huye de las calles.
No sabemos si esta casa
será una perenne vocación
por el verde desahucio.
Se asoma una punzada
regresan las mudanzas
las víctimas del cielo.
Entre las piedras y el azoro
palpable es el frío del comienzo.

 

 



Nacional sin oficio


Desde la patria la noche persistente
abre expectativas de mortalidad:
sigiloso náufrago, nacional sin oficio
aprendí a representar los frutos aburridos.
Nada sucede sin primavera: las viudas
intentan asociarse al encomio sensorial
de una ribera que ya reúne suficiente basura.
Por los traspatios sería justo regresar.
En la hojarasca un ruido nos denuncia:
van y vienen sombras, figurantes
y en la pared la fija terracota que alienta.
Fuera del país, fronteras que se queman.
Sin dejar vestigio alguno se aprende a transcribir
apuntalando argumentos sobre el mismo paraje:
una gota de agua en los depósitos del cielo.
Vete a las playas con tu perro si amas el amor
así podrás vociferar con el disfraz que te asignaron.

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Para comprar el libro:

http://www.amazon.es/Golpe-en-sombra-Alejandro-Fonseca/dp/1613700318

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Sobre Alex Fonseca: